Pánico, desolación, desesperanza … ¿Dónde está su confianza?

«La crisis va más allá de lo que el esfuerzo humano puede hacer; va más allá de los recursos existentes».

 

Con certeza desde enero 2020, los distintos medios y las redes sociales nos han abrumado con millares de titulares, y que unos más que otros, han provocado temor, angustia, desesperanza, en definitiva, caos e inestabilidad.

En enero por ejemplo, “Incendios en Australia amenazan futuro de 327 especies protegidas de animales y plantas, dice el Gobierno”; también en enero, “Terremoto en Puerto Rico: cómo los sismos cambiaron la forma en que se ve la isla desde el espacio”; en febrero, “Al menos nueve muertos en el este de Turquía por un terremoto con epicentro en Irán”. Y seguramente, no nos ha sido ajeno el tan opinado tema sobre el “calentamiento global”.

Pues sí, la tierra ha enfrentado fuegos, ha temblado, se ha inundado, en diferentes lugares del planeta; y ciertamente, poblaciones han sido afectadas en distintas y críticas maneras; pero, de todos modos, cada uno de estos problemas han sido específicos, que han atacado específicos lugares. Y aunque sus vecinos y el mundo pudieron condolerse, nadie sufrió más que aquellos que en carne propia experimentaron estas tragedias. Por lo tanto, el dolor en sí fue sectorizado, por así llamarlo.

Ahora bien, más adelante, otros titulares se han sumado a los ya expuestos, así: “Reino Unido ‘bajo arresto domiciliario’ mientras coronavirus mide ‘poner fin a la libertad’”; “Coronavirus en Ecuador: Preguntas y respuestas sobre tratamiento de cadáveres en emergencia sanitaria”; “La pandemia podría reducir la economía mundial casi un 1% en 2020, dice la ONU”.

El panorama cambia drásticamente desde luego. Titulares de esta naturaleza, sobre un tema en particular, comienzan a surgir en los distintos países del mundo, uno tras otro, minuto a minuto; y tal parecería que, como el tic tac del reloj, noticia tras noticia, anuncian sobre el “enemigo invisible” – el COVID-19.

Enemigo, que al cierre de esta edición, ha atacado a más de un millón de víctimas y ha fulminado a 64.743 personas, alrededor del mundo. ¡Una verdadera tragedia!

Pero qué clase de enemigo es éste, que ha venido a trastornar la vida de todos los habitantes del planeta, como ningún otro. ¡El pánico ya no es sectorizado, es global! ¡El desastre ya no es sectorizado, es global!

¿Cómo salir de este encierro? ¿Cómo vencer al enemigo? ¿En quién confiar?  Son algunas de las tantas preguntas que se hace la humanidad en medio de esta crisis mundial. Y aunque el buen ánimo de algunos; el espíritu de motivación de otros; especialmente la tremenda buena voluntad y servicio abnegado de tantos más; y desde luego, la acción estratégica de los gobiernos que ciertamente no podemos dejar de mencionar; no obstante, no son suficientes para traer bienestar, ni salud, ni verdadera paz.

La crisis va más allá de lo que el esfuerzo humano puede hacer; va más allá de los recursos existentes. Ya no sólo es el virus como tal, que causa la enfermedad o incluso los lamentables decesos; es la tragedia emocional en el entorno familiar, en el entorno comunitario y en el entorno global.

Pero es ahí, cuando como seres humanos no tenemos a dónde volvernos, no tenemos lugar a dónde mirar para buscar refugio, cuando nos damos cuenta de nuestra vulnerabilidad, debilidad e impotencia para enfrentar lo desconocido; que navegamos en lo profundo de nuestro corazón y reconocemos que hay alguien, a quien podemos y debemos volvernos.

Ése alguien es Dios. Y la palabra “Dios” puede estar muy “manoseada”, muy “subutilizada”, muy “descontextualizada”. ¿Realmente el mundo tiene un verdadero entendimiento y conocimiento de quién es Dios?  ¿En verdad el mundo comprende acerca de la esencia y magnitud del Dios Creador de cielos y de la Tierra, de todo el universo y todo lo que en él hay?

Si en verdad, la humanidad entendiese la magnificencia de este Dios, entonces se uniría al Salmista de antaño, a David, y clamaría desde lo profundo de su corazón, en estos tiempos de crisis:

“Levanto la vista hacia las montañas,
  ¿viene de allí mi ayuda?
¡Mi ayuda viene del Señor,
 quien hizo el cielo y la tierra!…

“El Señor te libra de todo mal
    y cuida tu vida”.

 (Salmo 121:1-2,7  NTV)

 

Cuando entendemos que los recursos “humanos” se agotan, en medio de esta pandemia, no hay más sabia acción que volverse al Creador de la humanidad. No hay acción más sabia que volverse a Aquél que es el dador de la vida, a Aquél que salva y sana, a Aquél de quien fluye la verdadera paz.

¡No hay otro camino, que volverse al verdadero y todopoderoso Dios, a Jesucristo, la Vida misma, el Salvador del mundo, el Príncipe de Paz!

Mientras los noticieros proclaman pánico, desolación, desesperanza; solo aquél que pone su confianza en el Dios Eterno, Creador de cielos y de la tierra, tendrá la fuerza para proclamar serenidad, consolación y esperanza; entendiendo que su protección viene de lo Alto, de su Creador.

“¡Tú guardarás en perfecta paz
 a todos los que confían en ti;
 a todos los que concentran en ti sus pensamientos!
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor Dios es la Roca eterna”.

(Isaías 26:3-4  NTV)

 

Fuente: https://www.worldometers.info/coronavirus/

Fotos:  Cecy Yepez (1) & Envato Elements (2, 3, 4) – Diseño:  YNS

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2 pensamientos en “Pánico, desolación, desesperanza … ¿Dónde está su confianza?

  1. Jesus Valenzuela 1 septiembre, 2020 en 2:53 pm Reply

    Hola Cecy,
    Mi nombre es Jesús Francisco Valenzuela,
    tengo 37 Años y soy de Venezuela. Actualmente emigré a República Dominicana específicamente a Bávaro – Puntacana. Mi madre murió antes de yo emigrar y mi padre falleció en Venezuela ya estando yo aquí. Soy divorciado desde hace 8años y tengo un hijo de 11 años.

    En Bávaro Puntacana ya llevo 2 años, conozco de la palabra desde mis 15 años de edad y es Dios quien me ha sostenido en medio de tantos golpes emocionales. Aquí no me ha ido como quisiera, no tengo estabilidad económica, sólo lo que gano alcanza para comer y pagar renta.

    Recientemente con la pandemia, desde ya hace casi un año asisto aquí a la iglesia Alianza Cristiana y Misionera de Puntacana con los Pastores Elvin Rosario y Miguel Rodríguez quienes me han brindado su apoyo en confinamiento y la mano de Dios de forma sobrenatural he podido mirarla de cerca cuando me traían bolsas y bolsas de comida en medio de la cuarentena. Aquí no tengo familia de sangre, toda mi familia está en Venezuela, actualmente tengo año y medio en una relación a distancia con una chica creyente.

    Sé y entiendo que no debo ni desesperarme, ni deprimirme, ni estar ansioso, y mucho menos perder la fe… pero confieso que eso ha pasado, estoy muy desanimado y aún así sigo firme buscando de Dios. Buscando quien hacía el doblaje a español del Pastor Charles Stanley a quien oigo todas las mañanas, leí este artículo y estoy en búsqueda de la mayor cantidad de personas que pueda conocer en el evangelio porque se que son quienes me podrán dar buenos consejos.

    Con lágrimas en los ojos, agradezco a Dios si ha podido leerme y espero poder contar con sus oraciones, ya que deseo volver a mi país, porque acá no me siento bien y tampoco tengo estabilidad económica y es muy incómodo.

    Bendiciones
    @valenzuelavoz (instagram)
    valenzuelavozinternational@gmail.com

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    • Cecy 6 septiembre, 2020 en 3:53 pm Reply

      ¡Mil gracias Jesús por seguir nuestro Blog y compartir detalladamente acerca de su situación personal actual! Le hemos respondido por interno. Es nuestra oración que nuestro Dios Todopoderoso toque profundamente su corazón con los recursos que le hemos enviado.

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