Archivos Mensuales: diciembre 2022

¡Nuevo año – nueva vida!

«La vida del ser humano es tan fugaz».

¡2023 – no es sólo un digito más, representa una nueva oportunidad! Con certeza muchos alrededor del mundo han comenzado a trabajar en sus “resoluciones de nuevo año”, resoluciones que desafortunadamente irán apagándose conforme pasan los días y si acaso un par de meses. Pocos son los que mantienen viva la esperanza y los ojos puestos en alcanzar la meta.

Pero todos deberíamos ir más allá de escribir poéticamente un par de “resoluciones de nuevo año”; y deberíamos tomar un tiempo prudencial para meditar en lo profundo de nuestro corazón y evaluar nuestra vida a la luz de nuestro “manual de vida”. ¿Cuál es ése “manual de vida”, se preguntarán algunos? Pues bien, el único “manual de vida” que cada ser humano tiene y debe tener es la Biblia.

Para algunos la Biblia lamentablemente es ya un libro obsoleto, de antaño, sin valor alguno en la era en la que vivimos. Para otros, la Biblia, es casi casi un “amuleto”, se gozan en tenerlo como un maravilloso adorno y signo de “buena suerte” en alguna de sus habitaciones. Pero felizmente para muchos otros, la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios, es el “manual de vida” que el Creador ha dado a Su Creación y más aun a quienes son Sus hijos e hijas.

Y la Palabra de Dios nos dice “…no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14).

Y sí, la vida del ser humano es tan fugaz. Es casi un sueño mientras los padres crían a sus pequeños, los ven gatear, caminar, correr y casi desaparecer en la adultez – sus estudios, sus negocios, sus compromisos, sus nuevas familias. “El tiempo vuela” dicen algunos; y en verdad es así. ¿Qué son 70 – 80 años? En algunos casos quizá mucho menos o quizá unos cuantos años más. Pero ¿qué son algunas décadas comparado con la eternidad? El tiempo vuela, la vida terrenal es realmente fugaz.

El Salmista David sabiamente nos dice: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12 – NTV). Y es que nadie tenemos garantizado el día de mañana; no obstante, mientras la gracia de nuestro Creador nos permita estar en este planeta, debemos anhelar vivir una vida llena de sabiduría, de amor, de gracia y de servicio al prójimo.

Y quizá todo el que lee puede decir, yo vivo esa vida, pero deberé ser muy clara, nadie vive, ni vivirá una vida verdaderamente sabia, sin haber conocido personalmente al Dador de la vida y a la Fuente de la sabiduría, a Cristo Jesús.

Por ello, en este inicio del Nuevo Año 2023, le invito a evaluar su vida y reenfocarla si es necesario, de modo que el Creador de Cielos y de la Tierra, de todo el universo, no sólo sea Su Creador, sino que le permita entrar en su vida y abrazarlo como sólo un Padre sabe hacerlo.

Y para ello, solo se necesita reconocer 3 cosas simples pero profundas a la vez:

  1. Todos somos pecadores – No hay justo ni aun uno, nos dice la Biblia (Romanos 3:10).
  2. No puedo hacer nada por mí mismo para limpiarme de mis pecados. No hay esfuerzo humano que pueda borrar la maldad que hay en el corazón del hombre (Jeremías 17:9).
  3. Reconozco que sólo el sacrificio perfecto de Cristo en la cruz, es lo único que me limpia de todo pecado y que al aceptar a Jesús como mi único Salvador, es lo único que me trae de muerte a vida, de las tinieblas a la luz. Es el único camino para pasar de “criatura” a “hijo o hija de Dios” (Juan 1:12).

En este inicio del 2023, le animo a tomar la decisión más grande de Su vida, si aun no la hecho. Dios, Su Creador lo está esperando con los brazos abiertos – acepte Su invitación, no la deje para mañana, porque mañana puede ser ya demasiado tarde.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito (Jesús), para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él”.  (Juan 3:16-17)

2023 – Nuevo Año – Nuevo Tú

¡Nuevo Año – nueva vida en Cristo Jesús!

NOTA:  Si le gustaría conocer más acerca de Jesús y como tener una relación personal con Él, por favor, contáctenos.

La cultura de Cristo es la cultura del Reino de Dios

¡No hay justificación que valga frente a un liderazgo que se ha desviado en lo profano de su cultura!

 

Jane Overstreet, la autora a quien ya nos hemos referido en artículos anteriores, menciona que luego de trabajar más de veinte años con líderes cristianos alrededor del mundo, ha observado que su estilo de liderazgo se parece más a la cultura en que cada líder vive, que realmente a la cultura y los valores del Reino de Dios.[1] Y puntualiza enfáticamente:

“Cada cultura pone una máscara ligeramente diferente en esas cualidades de liderazgo que aprecia, y todas nuestras culturas están terriblemente quebrantadas. Quizás algunas son significativamente peores que otras, pero ninguna de ellas refleja con precisión los valores de Dios. Los valores del reino de Dios son contraculturales para toda cultura terrenal”. (Overstreet 2011)

En esta línea y para fines de esta investigación, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Tope Popoola, prominente líder y autor nigeriano, quien regularmente ofrece conferencias y consultorías en temas relacionados con liderazgo, gerencia, marketing y emprendimiento en varios países del mundo. Para Popoola, al preguntarle, ¿qué debe hacer un líder cristiano para que en su actuar prevalezca la cultura de Cristo en lugar de la cultura de su entorno? Esto es lo que nos respondió:

“La cultura de Cristo es la cultura del Reino de Dios. Nuestro llamado es dar a conocer a Cristo en todas las esferas de la existencia humana…Estamos llamados a traer el cielo a la tierra, no llevar la tierra al cielo. Cuando nos preguntamos antes de tomar cualquier acción, ´¿Cómo manejaría Jesús este asunto?´ y seguimos adelante para hacer lo que Él haría, independientemente de lo que pueda ser popular o tendencia, hacemos cumplir la cultura de Cristo. Quien lo haga debe obligadamente morir a sí mismo y morir hacia la opinión pública popular. ¡El reino de Dios no es un concurso de popularidad! Los que no pueden soportar algo, caerán por cualquier cosa…He tenido que oponerme a mi cultura con respecto a varias tradiciones. Al principio no fue fácil, pero llegaron a respetarme por mis decisiones”. (Popoola, Interview on Christian Leadership 2020)

Paralelamente a este importante desafío; y del mismo modo, para fines de esta investigación realizamos también una encuesta al azar dirigida a público cristiano. Participaron 118 personas, de 21 países, representando a los 5 continentes.

Al solicitarles, en una de las preguntas, que escojan en rango de prioridad las características de un “líder siervo” que los líderes cristianos necesitan poner en práctica de modo que reflejen verdaderamente la excelencia de Cristo; el sistema de votación arrojó los siguientes resultados, de entre 10 características propuestas: “practicar disciplinas espirituales:  orar, ayunar, leer la Biblia”, en primer lugar; y, “actuar con integridad”, en segundo lugar. De acuerdo con el sistema de votación, éstas fueron las características con mayor puntaje y consecuentemente aquellas consideradas como prioritarias para los encuestados. 

Y estos resultados apuntan definitivamente al meollo del problema.  Si los líderes cristianos no caminamos en comunión íntima con Dios, será obvio que estaremos más propensos a caminar reflejando nuestra propia cultura, una cultura quebrantada por el pecado, y no la cultura del Reino de Dios.

Como líderes cristianos, como hijos e hijas de Dios, ¿a quién representamos? Bueno, la Palabra nos ha dado el título de “Embajadores de Cristo” (2 Corintios 5:20). Por lo tanto, nuestro actuar debe reflejar tal título; en tanto representamos a Cristo Jesús, la imagen del Dios invisible, al Dios Creador de cielos y de la tierra, de todo el universo. ¡Qué enorme privilegio! ¡Y qué enorme responsabilidad el ser embajadores del Reino de Dios! Con certeza, lejos estaría de nosotros, el actuar como aquellos embajadores del mundo, que muchas veces se han visto envueltos en escándalos de corrupción.

Verdaderamente causa vergüenza, frustración y gran dolor cuando vemos a la Iglesia que no actúa a la altura de Cristo; un liderazgo que se ha acomodado a la cultura de su medio, perdiendo de vista la cultura del Reino de Dios.

Vivimos en una cultura posmoderna, que tristemente ha negociado sus valores, se ha envuelto en lo profano. Como dice, Miguel Núñez, cuando vivimos en una cultura como ésta, sino procuramos a toda costa evitarla, sus efectos terminarán contaminándonos y entonces lo profano se volverá normal en nuestras vidas.[2]

Hoy más que nunca necesitamos un liderazgo que se vuelva a la FUENTE, como dice Popoola, para que recuperemos los valores del Reino.  No se trata de jerga evangélica; lo cual es tan común al menos en Latinoamérica. Pensamos que si nos tratamos de “hermanos”, decimos: “Gloria a Dios”, “Amén”, “Aleluya”, “Bendiciones”; ya somos cristianos.  Pero no es así. Hay un mundo que nos observa y juzga severamente y delante del cual hemos deshonrado el nombre de excelencia de nuestro Dios Trino Creador, el nombre de nuestro Salvador.

Si en verdad un día hemos venido a Cristo, sólo volviéndonos a Su Palabra y manteniendo una comunión íntima con Él, seremos confrontados y lograremos que Su marca de excelencia resplandezca en y a través de nosotros y nos permita ser verdaderamente la sal y luz que este mundo necesita.

Esto es coherente con la Palabra:

“Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros…el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:3-5)

Y ésta se complementa con el claro desafío de nuestro Dios:

 

como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. (1 Pedro 1:14-16)

Sólo la Palabra y una comunión íntima con Cristo, transformará nuestra mente para que consecuentemente seamos canales de transformación en nuestro entorno.

Para cerrar, citaremos una extraordinaria reflexión del Dr. Núñez, que con certeza tocará el corazón de los lectores como ha tocado el de la autora:

“…quizás uno de los aspectos más destacados fue Su vida de servicio [de Jesús], sobre todo si se considera que Él es el Creador del mundo, y aun así se dispuso a servir a la criatura.  Cuando se piensa que el Dios del universo, el que sustenta todo con la Palabra de Su poder (Hebreos 1:3), fue capaz de llegar a arrodillarse para lavar los pies de Sus discípulos, esto es algo que va más allá, de lo que la mente y el corazón humano puede asimilar”. (Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida 2018)

¡No hay mayor ejemplo de excelencia que éste! ¡No hay justificación que valga frente a un liderazgo que se ha desviado en lo profano de su cultura!

 

[1] Jane Overstreet, UnLeader: The Surprising Qualities of a Valuable Leader (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2011), 3.

[2] Miguel Núñez, Vivir con Integridad y Sabiduría: Persigue los valores que la sociedad ha perdido (Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2016), 40.

Tope Popoola, Entrevista sobre liderazgo, 2020.