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El líder que promueve la cultura de Cristo – Introducción

«Más de la mitad (64%) de los cristianos dicen que la integridad es uno de los rasgos más importantes que debe tener un líder». 

Barna Group & Brad Lomenick

“¡Primero lo nuestro!”.  Esta frase la recuerdo con tristeza y molestia. Años atrás cuando solía trabajar en televisión como conductora de noticias; en una ocasión, posterior al noticiero fui invitada para quedarme a co-conducir un programa musical. Y uno de los primeros videos a presentar, fue una producción ecuatoriana. Música secular, sin ningún mensaje edificante, más bien todo lo contrario; pero al presentarlo lo hice con tanto entusiasmo, tratando de promover “primero lo nuestro”.  Ya era cristiana. Sólo un par de minutos después mientras tras cámaras miraba yo misma el video que había anunciado; me daba vergüenza y fui realmente redargüida por el Señor. ¡Promoví fácilmente mi cultura, olvidándome de a quién represento!

En una de las publicaciones del Barna Group, “Christians on Leadership, Calling and Career” [Cristianos en liderazgo, llamado y carrera] se expresa claramente que al parecer, la preocupación por el liderazgo está en todas partes, en la iglesia y la cultura:

“No importa lo que esté sucediendo en el mundo, el liderazgo ocupa un lugar central. Kim Jong Un está llevando a su nación al borde de la guerra. Un grupo de senadores está ordenando a sus compatriotas del Senado que adopten nuevas políticas sobre inmigración ilegal. La gente especula dónde el nuevo Papa y el nuevo Arzobispo de Canterbury llevarán sus respectivas iglesias”. (Barna Group 2013)

Precisamente, según una de las encuestas conducidas por el Barna Group en el 2013, más de ocho de cada diez (82%) de adultos cristianos creen que Estados Unidos enfrenta una crisis de liderazgo porque no hay suficientes líderes.[1]

Así también y de acuerdo con otra encuesta a adultos cristianos realizada por el mismo Barna Group en conjunto con Brad Lomenick, presidente de la conferencia Catalyst, en la que se preguntó: ¿Cuál es la cualidad más importante en un líder? La respuesta principal fue «integridad». Más de la mitad (64%) de los cristianos dicen que la integridad es uno de los rasgos más importantes que debe tener un líder.[2]

Y el panorama actual del planeta, desde hace unas décadas atrás, es cada vez más desalentador en cuanto a liderazgo se refiere. Hay una larga historia por recorrer en el mundo de la política, en el empresarial y lamentablemente, también en el de la iglesia. Tantos líderes han caído duramente desde sus pedestales y plataformas; y lo peor es que muchos de ellos, no han logrado levantarse.

Hablemos por ejemplo de Fernando Collor de Melo, expresidente del Brasil, de quien se dice que había construido su prestigio al promocionarse como alguien que lucha firmemente contra la corrupción. Pero en 1992, contradictoriamente, Collor de Melo, en compaginación con su tesorero había desviado para él y su familia, alrededor de 350 millones de dólares, todo esto producto del tráfico de influencias.[3]

A nivel privado, por ejemplo, en el 2001 se conoció que la gran empresa estadounidense Enron, que en aquel tiempo tenía como 2.000 empleados, se declaró en bancarrota. Fue acusada de soborno y tráfico de influencias en América Central, América del Sur, África y en dos países del Asia, Filipinas e India. La quiebra fue calculada en alrededor de 63.400 millones de dólares.[4]

¿Y qué decir del liderazgo cristiano en las distintas esferas? ¿Acaso el escenario ha sido distinto? Desafortunadamente ¡NO!

Refirámonos ahora a Ríos Montt, quien a finales de los setenta da un giro en su vida, deja el catolicismo y se convierte en un líder de la iglesia pentecostal El Verbo.  El 23 de marzo de 1982, Ríos Montt, junto a otros oficiales llevaron a cabo un golpe de Estado, a través del cual, él llega a ser el líder de una junta militar de tres personas. Y en 2013 tristemente fue condenado por intentos de exterminio a los Mayas Ixiles [5]  Como cuenta la historia, el General Ríos Montt solía decir:

“…que todos los verdaderos cristianos portaban la Biblia en una mano y un rifle en la otra”. (Kinzer 2018)

Y a los campesinos les decía:

“Si están con nosotros, les alimentaremos; si no, los mataremos”. (Kinzer 2018)

De hecho, la autora de “Brillando como estrellas”, Lindsay Brown, refiere en su libro que tuvo la oportunidad de conversar con uno de los obreros del tiempo del gobierno de Ríos Montt y a quien abordó diciéndole que seguro era maravilloso contar con un presidente cristiano, pero para su sorpresa, el obrero respondió:

“Lindsay, es una tragedia que haya sido elegido, puesto que no tiene una mente cristiana. La corrupción continúa y él les da altos cargos a sus familiares. Así que su elección ha resultado ser un escándalo para el Gobierno”. (Brown 2007)

¡Ciertamente trágico e inconcebible, pero desafortunadamente, nada que sorprenda en estos días!

Ahora bien, ¿qué hay de los pastores y líderes eclesiales? La situación no es distinta tristemente; y a lo largo de las últimas décadas, tantos líderes han caído vergonzosamente de sus púlpitos.

Nos referiremos entonces a una dramática historia, “puertas adentro”, contada por Jane Overstreet, en su libro “Unleader – The Surprising Qualities of a Valuable Leader” [Líder – Las cualidades sorprendentes de un líder valioso], quien en diálogo con uno de sus estudiantes que por días había mostrado una actitud hostil; mientras tomaban un café, logró penetrar a lo íntimo de su corazón.  Para hacer esta historia corta, al preguntarle Jane acerca de su padre, el muchacho respondió que no lo conocía muy bien porque sus padres se habían divorciado y añadió que su padre había sido pastor.[6]  Habiendo entrado en confianza expuso:

“Bueno, en realidad todos mis padres son pastores.  Mi mamá ha estado casada por cinco veces, aunque ella actualmente está por divorciarse de su última pareja. ¡Sí!  He sido un hijo de pastor en cinco diferentes iglesias, con cinco diferentes papás. ¡Creo que he batido el récord! ¿Verdad?” (Overstreet 2011)

La autora entonces reflexiona y se hace algunas preguntas, tal como seguramente nosotros nos las estamos haciendo ahora mismo,

Lo correcto es lo correcto aun si nadie lo hace.

al leer esta devastadora historia. Overstreet afirma que se ha encontrado con muchos jóvenes que han crecido en la iglesia evangélica pero que no tienen ningún respeto por ella. ¿Será por todo lo que han visto en la iglesia? ¿Será acaso porque el porcentaje de divorcio de cristianos en los Estados Unidos es tan alto como el de los no creyentes? ¿O será acaso por la pérdida de integridad?[7]  Todas estas preguntas y aún más, que con certeza nos llevan a meditar profundamente en la decadencia del liderazgo; y no sólo en los Estados Unidos, sino alrededor del mundo.

Próximamente:  La cultura de Cristo es la cultura del Reino de Dios. ¡Muy pronto!

 

[1] Research Releases in Culture & Media, “Christians on Leadership, Calling and Career,” The Barna Research Group, https://www.barna.com/research/christians-on-leadership-calling-and-career/

[2] Research Releases in Culture & Media, “Christians on Leadership, Calling and Career,” The Barna Research Group, https://www.barna.com/research/christians-on-leadership-calling-and-career/

[3] Miguel Núñez, Vivir con Integridad y Sabiduría: Persigue los valores que la sociedad ha perdido (Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2016), 20.

[4] Miguel Núñez, Vivir con Integridad y Sabiduría: Persigue los valores que la sociedad ha perdido (Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2016), 23.

[5] Stephen Kinzer, “Efraín Ríos Montt, dictador guatemalteco, murió a los 91 años”, The New York Times Company, https://www.nytimes.com/es/2018/04/01/espanol/america-latina/efrain-rios-montt-obituario.html

[6] Jane Overstreet, UnLeader: The Surprising Qualities of a Valuable Leader (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2011), 76.

[7] Jane Overstreet, UnLeader: The Surprising Qualities of a Valuable Leader (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2011), 76-77.

 

Esperanza en medio del caos

«…hay un solo camino para resistir, sobreponernos y vencer a los estragos de esta pandemia…»

 

 

Tras 6 meses de haberse identificado al COVID-19 como una enfermedad infecciosa, primero en Wuhan, Hubei, China; y luego como una pandemia que consecuentemente está afectando a todo el globo; tal parecería que este “enemigo invisible” no ha dado tregua a la humanidad y persiste en su ataque. Y es que, al cierre de esta edición, 13.022.814 casos han sido reportados y además 571.000 muertes.

«Perdí mi trabajo a causa del coronavirus».

Y sí en medio de esta pandemia, los casos de COVID-19 no se detienen; y lógicamente tampoco los casos de angustia, depresión, pánico porque este virus no sólo ha causado estragos en la salud física de la humanidad, incluyendo trágicamente la muerte de algunos; pero también ha provocado la desestabilización en la economía del mundo; empresas que han quebrado; o al menos que han reducido su fuerza laboral y desafortunadamente, cabezas de hogar que han perdido sus empleos; por solo nombrar algunos de los trastornos provocados por este “enemigo invisible”.

Y claro, paralelo al caos que estamos enfrentando no faltan los mensajes bien intencionados y cargados de “buena vibra” – como algunos lo llaman, que de alguna manera quieren motivar el alma de cuantos han decaído en este tiempo y animarlos a levantarse; de hecho, a que toda la sociedad nos levantemos y luchemos por nuestros más caros anhelos a pesar de la adversidad.

Pero ¿acaso estamos poniendo nuestra confianza únicamente en nuestra valentía, fortaleza, buen ánimo y hábil estrategia humana? Si es así, me temo que no llegaremos muy lejos. De hecho, ni la más hábil estrategia científica, política o incluso económica ha logrado detener los impactos de todo orden provocados por esta pandemia.

No obstante, hay un solo camino para resistir, sobreponernos y vencer a los estragos de esta pandemia; y es precisamente reconociendo que no somos “autosuficientes”, que como humanos “no nos hicimos a nosotros mismos”; y que es necesario volvernos a nuestro Hacedor, a nuestro Creador, a Aquél que puso orden al caos inicial en este mundo (Génesis 1) y que tiene el poder para sostenernos, levantarnos y ciertamente, ordenar nuestro mundo caótico.

Y qué agradable es encontrar en la frescura de Su Palabra, refrescamiento para nuestra alma y verdadera esperanza en medio de un futuro incierto desde la perspectiva humana; pero, lleno de gran esperanza para quienes decidamos confiar en Él, en Jesucristo, ¡el autor de la vida!

«Bendito es el hombre que confía en el Señor…» (Jeremías 17:7-8)

¿Conoce a Jesús personalmente?  ¿Le gustaría hacerlo?  Si es así, tome contacto con Hacia la Excelencia y estaremos gustosos de compartir más sobre nuestro Señor Jesucristo, la única esperanza para este mundo en caos.

 

Fuente:  Worldometer (información estadística – casos COVID-19)

Fotografía: Fotos 1 y 2: Envato Elements & Foto 3: Cecy Yepez