Hace más de 2.000 años se celebró la primera Navidad en la historia de la humanidad.
¡Nació el único y verdadero Salvador! Aquél cuyo propósito fundamental fue liberar este planeta del más horrendo exterminador…el pecado. La paga del pecado es muerte. Más Jesús, el Salvador vino para darnos vida y vida en abundancia.
«Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación». (Romanos 10:9-10)
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