Archivo de la etiqueta: Liderazgo cristiano

La cultura de Cristo es la cultura del Reino de Dios

¡No hay justificación que valga frente a un liderazgo que se ha desviado en lo profano de su cultura!

 

Jane Overstreet, la autora a quien ya nos hemos referido en artículos anteriores, menciona que luego de trabajar más de veinte años con líderes cristianos alrededor del mundo, ha observado que su estilo de liderazgo se parece más a la cultura en que cada líder vive, que realmente a la cultura y los valores del Reino de Dios.[1] Y puntualiza enfáticamente:

“Cada cultura pone una máscara ligeramente diferente en esas cualidades de liderazgo que aprecia, y todas nuestras culturas están terriblemente quebrantadas. Quizás algunas son significativamente peores que otras, pero ninguna de ellas refleja con precisión los valores de Dios. Los valores del reino de Dios son contraculturales para toda cultura terrenal”. (Overstreet 2011)

En esta línea y para fines de esta investigación, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Tope Popoola, prominente líder y autor nigeriano, quien regularmente ofrece conferencias y consultorías en temas relacionados con liderazgo, gerencia, marketing y emprendimiento en varios países del mundo. Para Popoola, al preguntarle, ¿qué debe hacer un líder cristiano para que en su actuar prevalezca la cultura de Cristo en lugar de la cultura de su entorno? Esto es lo que nos respondió:

“La cultura de Cristo es la cultura del Reino de Dios. Nuestro llamado es dar a conocer a Cristo en todas las esferas de la existencia humana…Estamos llamados a traer el cielo a la tierra, no llevar la tierra al cielo. Cuando nos preguntamos antes de tomar cualquier acción, ´¿Cómo manejaría Jesús este asunto?´ y seguimos adelante para hacer lo que Él haría, independientemente de lo que pueda ser popular o tendencia, hacemos cumplir la cultura de Cristo. Quien lo haga debe obligadamente morir a sí mismo y morir hacia la opinión pública popular. ¡El reino de Dios no es un concurso de popularidad! Los que no pueden soportar algo, caerán por cualquier cosa…He tenido que oponerme a mi cultura con respecto a varias tradiciones. Al principio no fue fácil, pero llegaron a respetarme por mis decisiones”. (Popoola, Interview on Christian Leadership 2020)

Paralelamente a este importante desafío; y del mismo modo, para fines de esta investigación realizamos también una encuesta al azar dirigida a público cristiano. Participaron 118 personas, de 21 países, representando a los 5 continentes.

Al solicitarles, en una de las preguntas, que escojan en rango de prioridad las características de un “líder siervo” que los líderes cristianos necesitan poner en práctica de modo que reflejen verdaderamente la excelencia de Cristo; el sistema de votación arrojó los siguientes resultados, de entre 10 características propuestas: “practicar disciplinas espirituales:  orar, ayunar, leer la Biblia”, en primer lugar; y, “actuar con integridad”, en segundo lugar. De acuerdo con el sistema de votación, éstas fueron las características con mayor puntaje y consecuentemente aquellas consideradas como prioritarias para los encuestados. 

Y estos resultados apuntan definitivamente al meollo del problema.  Si los líderes cristianos no caminamos en comunión íntima con Dios, será obvio que estaremos más propensos a caminar reflejando nuestra propia cultura, una cultura quebrantada por el pecado, y no la cultura del Reino de Dios.

Como líderes cristianos, como hijos e hijas de Dios, ¿a quién representamos? Bueno, la Palabra nos ha dado el título de “Embajadores de Cristo” (2 Corintios 5:20). Por lo tanto, nuestro actuar debe reflejar tal título; en tanto representamos a Cristo Jesús, la imagen del Dios invisible, al Dios Creador de cielos y de la tierra, de todo el universo. ¡Qué enorme privilegio! ¡Y qué enorme responsabilidad el ser embajadores del Reino de Dios! Con certeza, lejos estaría de nosotros, el actuar como aquellos embajadores del mundo, que muchas veces se han visto envueltos en escándalos de corrupción.

Verdaderamente causa vergüenza, frustración y gran dolor cuando vemos a la Iglesia que no actúa a la altura de Cristo; un liderazgo que se ha acomodado a la cultura de su medio, perdiendo de vista la cultura del Reino de Dios.

Vivimos en una cultura posmoderna, que tristemente ha negociado sus valores, se ha envuelto en lo profano. Como dice, Miguel Núñez, cuando vivimos en una cultura como ésta, sino procuramos a toda costa evitarla, sus efectos terminarán contaminándonos y entonces lo profano se volverá normal en nuestras vidas.[2]

Hoy más que nunca necesitamos un liderazgo que se vuelva a la FUENTE, como dice Popoola, para que recuperemos los valores del Reino.  No se trata de jerga evangélica; lo cual es tan común al menos en Latinoamérica. Pensamos que si nos tratamos de “hermanos”, decimos: “Gloria a Dios”, “Amén”, “Aleluya”, “Bendiciones”; ya somos cristianos.  Pero no es así. Hay un mundo que nos observa y juzga severamente y delante del cual hemos deshonrado el nombre de excelencia de nuestro Dios Trino Creador, el nombre de nuestro Salvador.

Si en verdad un día hemos venido a Cristo, sólo volviéndonos a Su Palabra y manteniendo una comunión íntima con Él, seremos confrontados y lograremos que Su marca de excelencia resplandezca en y a través de nosotros y nos permita ser verdaderamente la sal y luz que este mundo necesita.

Esto es coherente con la Palabra:

“Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros…el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:3-5)

Y ésta se complementa con el claro desafío de nuestro Dios:

 

como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. (1 Pedro 1:14-16)

Sólo la Palabra y una comunión íntima con Cristo, transformará nuestra mente para que consecuentemente seamos canales de transformación en nuestro entorno.

Para cerrar, citaremos una extraordinaria reflexión del Dr. Núñez, que con certeza tocará el corazón de los lectores como ha tocado el de la autora:

“…quizás uno de los aspectos más destacados fue Su vida de servicio [de Jesús], sobre todo si se considera que Él es el Creador del mundo, y aun así se dispuso a servir a la criatura.  Cuando se piensa que el Dios del universo, el que sustenta todo con la Palabra de Su poder (Hebreos 1:3), fue capaz de llegar a arrodillarse para lavar los pies de Sus discípulos, esto es algo que va más allá, de lo que la mente y el corazón humano puede asimilar”. (Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida 2018)

¡No hay mayor ejemplo de excelencia que éste! ¡No hay justificación que valga frente a un liderazgo que se ha desviado en lo profano de su cultura!

 

[1] Jane Overstreet, UnLeader: The Surprising Qualities of a Valuable Leader (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2011), 3.

[2] Miguel Núñez, Vivir con Integridad y Sabiduría: Persigue los valores que la sociedad ha perdido (Nashville, TN: B&H Publishing Group, 2016), 40.

Tope Popoola, Entrevista sobre liderazgo, 2020.

 

De Señor a siervo – Del cielo a la cruz

“[El liderazgo cristiano] busca servir. Anima e inspira. Respeta en lugar de explotar a otros. Refleja, ora y actúa conforme las palabras de Jesucristo…»

Anthony D’Souza

Anthony D´Souza, en su libro “Developing the Leader within you” [Desarrollando el líder que está en usted] manifiesta que al discutir sobre habilidades de liderazgo y gerencia de personas debemos recordar que el liderazgo cristiano implica servicio. Y que de hecho cuando se considera a la Iglesia o a instituciones para eclesiásticas, este concepto de servicio se asimila más fácilmente. Sin embargo, cuando se trata de corporaciones y negocios en general, el término “servicio” se lo ve como que estaría fuera de lugar.

D´Souza expresa que parte de la confusión puede surgir de la falta de entendimiento del verdadero concepto de liderazgo. Y enfatiza que para muchos, liderazgo implica poder, autoridad, honor, prestigio, o ventaja personal. Y por supuesto, nada de eso constituye el liderazgo cristiano, acentúa.[1] Y, de hecho, así lo describe:

“[El liderazgo cristiano] busca servir. Anima e inspira. Respeta en lugar de explotar a otros. Refleja, ora y actúa conforme las palabras de Jesucristo: ´…sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos´ (Mateo 20:26-28)”. (D´Souza, Developing the Leader within You 1994)

Aquí cabe destacar que si bien el liderazgo de servicio es un concepto atemporal, la frase «liderazgo de servicio» fue acuñada por el reconocido autor Robert K. Greenleaf, en su ensayo, “The Servant as Leader” [El siervo como líder], ensayo que fue publicado originalmente en 1970.[2] En dicho ensayo, Greenleaf manifestó:

“Un líder siervo se centra en el crecimiento y el bienestar de las personas y las comunidades a las que pertenecen. Si bien el liderazgo tradicional generalmente implica la acumulación y el ejercicio del poder por parte de uno en la «cima de la pirámide», el liderazgo de servicio es diferente. El líder siervo comparte el poder, prioriza las necesidades de los demás y ayuda a las personas a desarrollarse y desempeñarse lo mejor posible”. (Greenleaf, Center for Servant Leadership 2016)

Si el liderazgo de servicio como frase fue acuñada y difundida desde los 70s; su concepto, su esencia misma son tremendamente más antiguos; de hecho, atemporal como bien lo ha dicho Greenleaf. Y es que hace más de 2.000 años, en realidad el liderazgo de servicio fue modelado, practicado y difundido por nuestro Señor Jesucristo.

Al inicio del ministerio de Jesús, fue Él quien enseñó liderazgo a Sus discípulos, tanto con la exposición de Su Palabra como a través de Sus obras. Definitivamente, los líderes empoderados, dice Anthony D´Souza, son aquellos que desafían el statu quo y forjan nuevos caminos. De hecho, Jesús enseñó a Sus discípulos a que sean líderes que cambien actitudes y tradiciones, como por ejemplo se expone Mateo 23:1-36 y Marcos 7:9,13.[3]

En “Empowering Leadership” [Empoderando el liderazgo], otro de los libros del autor Anthony D´Souza, claramente se expresa:

“Con el poder de las Escrituras, con la persuasión de las vívidas parábolas y con el patetismo del ejemplo de Su propia vida, Él [Jesús] les enseñó [a sus discípulos] a liderar a su gente”. (D´Souza, Empowering Leadership 2001)

Nadie podría negar que el estilo de liderazgo de Jesús fue único e inusual. Observemos algunas instancias, durante las cuales Jesús proveyó liderazgo, así:[4]

Para fines de este estudio, analizaremos más de cerca un caso de los arriba expuestos. Y nos enfocaremos en aquel relacionado con la mujer que estuvo a punto de ser apedreada por los fariseos, cuya historia la encontramos en Juan 8:3-11.

Robert K. Greenleaf, en su ensayo, “The Servant as Leader” [El siervo como líder], analiza el liderazgo de Jesús en este pasaje desde la siguiente perspectiva:

“Un líder debe tener más armadura de confianza para enfrentar lo desconocido, más que aquellos que aceptan su liderazgo…una creencia muy firme que en el estrés de las situaciones de la vida real uno pueda actuar en una forma que le permita que funcione el proceso creativo…Jesús se sienta allí escribiendo en la arena…En la presión del momento, habiendo evaluado la situación racionalmente, él asume la actitud de retirada que le permitiera tener una visión creativa para funcionar…Y vino una grande, una que ha mantenido la historia viva durante 2.000 años: ´El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella´”. (Greenleaf, The Servant as Leader 2008)

¿Quién pudo haberse resistido a estas palabras? ¿Quién pudo haberlas refutado? Como dice Greenleaf, Jesús pudo haber deleitado a la multitud con argumentos racionales sobre la superioridad de la compasión por sobre la tortura. Pudo haber presentado un buen argumento lógico para ello.[5] ¡Pero no lo hizo! Y más bien, con autoridad y conocimiento planteó el desafío ya expuesto, y entonces, la multitud fue dando un paso atrás, uno a uno:

“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio”. (Juan 8:9)

Jesús era un líder, tenía una meta y ésta evidentemente era traer más compasión a las vidas de las personas.[6]

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. (Juan 8:10-11)

Claramente Jesús, como líder siervo, demostró en este episodio su total compasión por los quebrantados de corazón y aún por los pecadores. Tan cierto como que esta mujer había pecado, también era cierto que había sido humillada públicamente; y Jesús respondió de modo inmediato en su defensa y protección, resguardando su dignidad; sin que esto signifique que haya tolerado su pecado. Todo lo contrario, tal como lo dice Su Palabra, Jesús no la condenó, pero sí fue enfático en direccionarla a una vida que no contemple el pecado como una alternativa.

Y así, siguiendo con nuestro análisis sobre el liderazgo de servicio, el reconocido D.L. Moody planteó la siguiente reflexión:

“La medida de un hombre no es cuántos siervos tiene, sino a cuántos hombres él sirve”. (Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida 2018)

Cabe entonces denotar que Jesús, la imagen del Dios invisible; de hecho, el Creador mismo del universo, fue visto en diferentes y muchas instancias, en calidad de siervo. Es inconcebible como lo afirma el Dr. Miguel Núñez, que el Creador del mundo fuera visto sirviendo a la criatura. Que quien sustenta el universo (Hebreos 1:3), se arrodillara para lavar los pies de sus discípulos (Juan 13:1-17).[7]

Pero Jesús, a lo largo de su vida terrenal nos dejó, sin lugar a dudas, un modelo de servicio y humildad. Y para sustentar lo dicho, analicemos cómo desde la encarnación de Jesús hasta Su muerte, esto fue una tremenda realidad. Para el efecto, nos referiremos al extraordinario estudio que presenta Miguel Núñez, en su libro, “Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida”.[8]

Jesús, desde antes de la creación del mundo, existía en forma de Dios, pero no consideró el ser igual a Dios. Se humilló, fue obediente y obediente hasta la muerte de cruz. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. (Filipenses 2:5-8)
Al entrar a este mundo, lo hace en un pesebre, carente de todo; sólo con la compañía de sus padres terrenales. “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. (Lucas 2:1-7)
A la hora de servir, Jesús nunca solicitó a sus discípulos que hicieran algo, que Él no lo hubiese hecho antes. “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. (Juan 13:13-15)
En su entrada triunfal a Jerusalén, a la hora de ser aclamado como Rey, lo hace en un burro y no en un caballo como era lo usual para la realeza. “Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén. Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita. Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima”. (Lucas 19:28-35)
Jesús en Su primera venida, trajo un mensaje de paz y no de guerra, con el único propósito de reconciliar al hombre con Dios. Por ello, para cumplir este propósito, el único camino era la cruz. “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. (Isaías 53:6-7)

“por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud, y por medio de Él [Jesús] reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de Su cruz”. (Colosenses 1:19-20)

Con todo lo expuesto, es importante que nosotros, como líderes siervos, comprendamos esta profunda enseñanza, de modo que nuestro liderazgo refleje el carácter de Jesús y replique su modelo de liderazgo. Núñez, así lo resume:

  • “No hay exaltación sin humillación: la encarnación primero y la glorificación después.
  • No hay gloria sin sufrimiento: la cruz y luego la gloria.
  • No hay corona sin cruz: primero el servicio y luego la coronación”. (Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida 2018)

Y magníficamente añade:

“En una sola frase pronunciada por Jesús se encuentra Su modelo de liderazgo: ´el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino para servir´(Mateo 20:28). Su vida de servicio honró tanto al Padre que, en Filipenses 2:9-11, el apóstol Pablo dice que el Padre le dio un nombre sobre todo nombre ´para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre´.” (Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida 2018)

¡Extraordinariamente el Señor de señores se humilló como siervo, dejó su trono en el cielo, se despojó de su realeza y aún no escatimó el ser igual a Dios; y vino a la tierra con un solo propósito, reconciliar al pecador con Dios, dando su vida en rescate por muchos; se humilló hasta lo sumo y fue obediente hasta la muerte de cruz! Murió de modo que, a través de Su muerte, ¡los pecadores tengamos vida y vida en abundancia!

[1] Anthony D´Souza, Developing the Leader within You (Singapore: Haggai Centre for Advanced Leadership Studies, 1994), 4-5.

[2] Robert K. Greenleaf, “The Servant as Leader,” https://www.greenleaf.org/what-is-servant-leadership/

[3] Anthony D´Souza, Empowering Leadership (Singapore: Haggai Institute, 2001), ix-xi.

[4] Anthony D´Souza, Empowering Leadership (Singapore: Haggai Institute, 2001), x.

[5] Robert K. Greenleaf, The Servant as Leader (Westfiel, IN: The Greenleaf Center for Servant Leadership, 2008), 29.

[6] Robert K. Greenleaf, The Servant as Leader (Westfield, IN: The Greenleaf Center for Servant Leadership, 2008), 29.

[7] Miguel Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida (Nashville, NT: B&H Publishing Group, 2018), 37.

[8] Miguel Núñez, Jesús, el hombre que desafió al mundo y confronta tu vida (Nashville, NT: B&H Publishing Group, 2018), 38.

El líder siervo como reflejo de la excelencia de Cristo – Introducción

“Dios, a través de la muerte, sepultura y resurrección de su Hijo, Jesucristo, ha redimido sus intentos distorsionados y débiles de retratar Su imagen. Los efectos de la caída están siendo revertidos…»

Richard D. Allen

Mientras tuve el privilegio de estudiar mi maestría en Corea del Sur, tuve también el privilegio de conocer a tantas personas que impactaron mi vida tremendamente.  Una de ellas, el Dr. Sang Bok David Kim, quien fue uno de mis profesores. Recuerdo que luego de dos años de estudio, enfermé críticamente; no obstante, asistía normalmente a clases, aunque en varias ocasiones, me sentía muy pero muy débil, que difícilmente podía concentrarme. De repente, mientras me recostaba a ratos sobre mi pupitre, sentí una mano que me daba una palmada, seguida de palabras llenas de dulzura, como un padre habla a su hija enferma. Ése era el Dr. Kim, que dejó de dar su clase, para acercarse hasta mi lugar y levantar mi ánimo, en medio del dolor que enfrentaba.

El Dr. Kim, un reconocido líder en Corea del Sur y fuera de ella. Presidente Emérito de Torch Trinity Graduate University, Pastor Emérito de Hallelujah Community Church, Embajador Global de Transform World Network, entre otras posiciones importantes de liderazgo; pero, sobre todo, un líder siervo que reflejó el carácter de Cristo, al dejar su plataforma de académico e inclinarse a alentar el corazón de una estudiante debilitada por la enfermedad. ¡Un líder con un corazón de padre!

Luego de este amplio pero muy necesario recorrido, se ha descubierto y comprobado que el Dios Trino Creador es ciertamente el Dios de la excelencia. Su carácter, Su hacer, Su creación así lo evidencian.

Por lo tanto, este extenso estudio previo nos ha permitido sentar las bases para el análisis y discusión siguientes, y que se enfocarán en lo concerniente al liderazgo cristiano, cuyos actores con certeza son los portadores de la imagen y semejanza de Dios, y consecuentemente son desafiados a ser ejemplo de excelencia en su ámbito de influencia.

Partiendo de esta premisa, consideramos ahora oportuno citar Génesis:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. (Génesis 1:26-28)

Erickson, tomando como referencia el pasaje antes expuesto, resalta que el ser humano tiene un lugar único en la creación; y no sólo eso, sino que ha sido colocado por sobre ella; de hecho, tiene domino sobre ella. Añade también que nuestro valor como humanos es grandioso, porque somos la más alta de las criaturas con excepción de los ángeles.[1]

Por su parte, Richard D. Allen, en su libro “The Genesis Principle of Leadership: Claiming and Cultivating Your Created Capacity” [El principio de Génesis del liderazgo: Reclamando y cultivando su capacidad creada] expone que cada persona posee en igual proporción los atributos impartidos por Dios en el increíble acto de la creación; y que las características de liderazgo emergen de los atributos dados por Dios. Por ello, al ser cada ser humano, hombres y mujeres, creados a la imagen de Dios, esto significa que poseen igual capacidad y potencial completo para un efectivo liderazgo. Así, cuando nosotros, los seres humanos, reflejamos los atributos creados de Dios, entonces estamos liderando.[2]  Y Allen además enfatiza:

“Su llamado a portar la imagen de Dios tiene un profundo impacto en la manera en la que usted va a abordar la tarea del liderazgo. Como portador de Su imagen, Dios le manda a ser un líder. ´¡Dominad!´ Desde la creación misma del mundo, usted ha recibido la orden para ejercer dominio, liderar sobre toda la creación…Usted debe liderar la creación de Dios pero únicamente en la manera que ésta sea consistente con Su carácter – Sus atributos”. (Allen 2008)

Y siguiendo con este interesante estudio de Allen, es propicio resaltar que el mandato de Dios, Su encargo desde Génesis, no ha cambiado en absoluto.  Su mandato está vigente en cuanto a llenar la tierra de Su gloria y gobernarla. Ahora bien, hay un gran obstáculo que apareció en el camino, y ese gran obstáculo es el pecado. Éste ha causado estragos, impidiendo nuestra habilidad para cumplir fielmente el mandato de Dios. Ha pervertido los atributos puros y justos que Dios confió a la humanidad desde la creación. Y tal parecería que todo llegó a un punto de desesperanza. Felizmente, como dice Allen, el relato bíblico no termina ahí, con la caída del hombre, condenado a una lucha fútil y sin esperanza en procura de ser el portador de la imagen de Dios, sin éxito alguno. Vemos más bien que se abre una gran puerta, ¡y los atributos creados de Dios son redimidos![3]  Y así Allen precisa:

“Dios, a través de la muerte, sepultura y resurrección de su Hijo, Jesucristo, ha redimido sus intentos distorsionados y débiles de retratar Su imagen. Los efectos de la caída están siendo revertidos…A través de Cristo, usted ha sido reincorporado, nuevamente encargado para ser el líder portador de la imagen de Dios…Usted debe llenar la creación con la gloria de Dios reflejando Su gobierno justo a través del liderazgo que usted ejerza sobre su rincón de la creación”. (Allen 2008)

Con esto en mente, y entendiendo que como creación de Dios, todos los seres humanos hemos recibido el llamado a gobernar sobre la creación, en consecuencia a liderar; es importante ahora que nos centremos en el estudio del liderazgo cristiano, centro de esta investigación. ¡Próximamente más artículos respecto de este maravilloso tema!

[1] Millard J. Erickson, Christian Theology (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2003), 512-513.

[2] Richard D. Allen, The Genesis Principle of Leadership: Claiming and Cultivating Your Created Capacity (Mustang, OK: Tate Publishing & Enterprises, LLC, 2008), 23-24.

[3] Richard D. Allen, The Genesis Principle of Leadership: Claiming and Cultivating Your Created Capacity (Mustang, OK: Tate Publishing & Enterprises, LLC, 2008), 44-45.

El Dios de la creación como autor y ejemplo de excelencia – Introducción

«…desde lo microscópico y complejo del ADN hasta el magnificente e inalcanzable mundo galáctico del esplendoroso universo, la marca de excelencia del Creador está infaliblemente presente».

Cecy Yépez

Por algunos meses “Hacia la excelencia” ha guardado silencio, debido a algunas circunstancias, quizá una de las principales, en tanto yo, su autora, estuve trabajando en una investigación cuya temática definitivamente me apasiona. Y desde hace algún tiempo he considerado compartir extractos de ésta con cada uno de ustedes, la dilecta audiencia de “Hacia la Excelencia”.

A partir de hoy tengo y tendré el placer de brindarles un amplio panorama acerca de la excelencia del Dios Trino Creador y sus implicaciones en el quehacer del liderazgo y en particular del liderazgo cristiano en sus diversos ámbitos de influencia.

A través del estudio de Génesis 1 y 2, entre otros pasajes bíblicos, se aborda el fascinante mundo de la creación y sus diferentes momentos, en los que se despliega sin lugar a dudas la excelencia de su Hacedor. Se observa, desde luego, que desde lo microscópico y complejo del ADN hasta el magnificente e inalcanzable mundo galáctico del esplendoroso universo, la marca de excelencia del Creador está infaliblemente presente.

Vista espacial del Planeta Tierra y la Estrella Sol girando sobre su eje en el universo negro.
Elementos de imagen proporcionados por la NASA. [Evanto Elements]

Y desde luego, este estudio destaca la presencia sublime y sobrenatural de la marca de excelencia en la obra maestra del Creador – el ser humano, en cuyo ser dejó impregnada Su imagen y semejanza; la cual lamentablemente fue trastocada, manchada y quebrantada por causa de la caída, pero se enfatiza que ésta tiene la oportunidad de ser restaurada, a través de la obra redentora de Cristo. De Quien, por cierto, se hace un estupendo abordaje como “la imagen del Dios invisible”, basado en Colosenses 1:15-17 y Colosenses 2:9.

De hecho, y para comprender aún más acerca de la imagen de Dios, se analizará también el carácter de Jesús y sus acciones, puesto que Él es el ejemplo perfecto de lo que la naturaleza humana debió ser.

Así, este estudio en su última parte aborda lo concerniente al liderazgo cristiano, entendiendo que sus actores, hechos a la imagen y semejanza del Creador, son desafiados a ser ejemplo de Su excelencia en donde hayan sido llamados a liderar. Y no sólo ello, sino que como portadores de Su imagen, han recibido la orden para ejercer dominio sobre toda la creación, pero que deben hacerlo de tal forma que sea consistente con el carácter del Dios de excelencia.

Por ello, a lo largo de los extractos que compartiré de esta investigación, se denotará el gran ejemplo de Jesucristo, cuyo estilo de liderazgo ha revolucionado el mundo. Un líder que sirve sacrificialmente a leprosos, sin temor a contagiarse; un líder que derriba barreras culturales, sin temor al qué dirán, como el encuentro con la samaritana; un líder que perdona y restaura, como cuando defendió valientemente a la mujer que estuvo a punto de ser apedreada; un líder que confronta, como en el desalojo del templo. ¡Un verdadero líder siervo que entrega su vida por la causa que le fue encomendada!

Y profundizamos aún más, entendiendo que este líder, no se dejó contagiar por lo profano de la cultura de su medio; sino que más bien expandió sin temor la cultura del Reino de Dios.

Confío que los extractos que estaré compartiendo inspiren a muchos en tanto tengan la oportunidad de conocer por primera vez al Dios de la excelencia, o reafirmen su conocimiento y relación con Jesucristo, el Dios de la excelencia; o más aún, movilice a muchos a ser y actuar embajadores de excelencia.

En nuestra próxima edición, haremos juntos un extraordinario viaje a través del cual reconoceremos “la excelencia de Dios en la creación”; y con certeza nos uniremos a la expresión poética de Job:

“Él [Dios] solo extendió los cielos,

Y anda sobre las olas del mar;

Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,

Y los lugares secretos del sur;

Él hace cosas grandes e incomprensibles,

Y maravillosas, sin número”. (Job 9:8-10 – RV60)

¡Hasta pronto y mientras tanto le animo a vivir una vida marcada por la excelencia!

Un hombre de Dios cuya influencia impacta a millones en el mundo

«Me apena la gente que está tratando de dejar su marca en el mundo y no conoce al Señor [Jesús]…¿Quién está transformando vidas hoy en día? ¿Buda? No. ¿Krishna? No. ¿Mahoma? No. Y hablo de transformar vidas para darles gozo».

                                                                                                            John Edmund Haggai

 

Dr. John Edmund Haggai

Dr. John Edmund Haggai

Fundador y Presidente del Instituto Haggai para Liderazgo Avanzado, es verdaderamente un ilustre cristiano de impacto global. En más de 70 años de servicio, ha pastoreado 4 iglesias, ha llevado a cabo campañas evangelísticas alrededor del mundo y ha establecido un programa de liderazgo avanzado con más de 93.500 ex alumnos en 186 países. Es graduado del Instituto Bíblico Moody y de la Universidad Furman. El Dr. Haggai también ha recibido Doctorados Honoris Causa en los dos lados del Pacífico. A pesar de un intenso itinerario de viajes –incluyendo más de 100 viajes alrededor del mundo e innumerables jornadas intercontinentales –él es un prolífico autor. Su primer libro, Vence tus preocupaciones, ha vendido millones de copias en 19 idiomas.

 

Desafortunadamente, nuestro mundo está rodeado de desesperanza. ¿Podría compartirnos, de manera breve, sobre algún momento en su vida cuando sintió que perdió toda la esperanza y tal vez incluso dudó de que Dios fuera capaz de ayudarle? ¿Qué aprendió de esta experiencia?

Bueno, voy a sonar a que me estoy haciendo el “muy buenito y santito”, pero en verdad no recuerdo ningún momento de mi vida que haya perdido la esperanza. Lo que sí tuve fue una experiencia en Chicago cuando estaba estudiando. Yo nací en una familia Cristiana. Un día comencé a preguntarme quién sería yo si hubiera nacido en una familia budista, hindú o atea. Entonces lo que hice fue ponerme a estudiar acerca de eso, pero no necesité mucho tiempo para darme cuenta. Fui a la Biblioteca Newberry en Chicago y me puse a investigar. Esto fue cuando era estudiante en el Instituto Bíblico Moody. No se lo dije a nadie, pero no me tomó ni una semana descubrir que la resurrección de Jesucristo era un punto crucial, y eso fue lo que despejó todas mis dudas. Ninguna otra religión tiene algo así. Buda está muerto, Krishna también está muerto, todos los líderes de otras religiones están muertos. ¡Sólo Jesús está vivo y sigue transformando vidas! Los demás no transforman vidas. Ésa fue la única vez que dudé y me duró, si acaso, una semana.

¿Qué pueden hacer los líderes para revitalizar una visión recibida por Dios, cuando posiblemente han estado orando por mucho tiempo y pareciera ser que dicha visión no se está haciendo realidad?

Yo siempre he dado pasos muy serios al respecto. Lo primero es escribir la visión detalladamente. El Señor dijo a Habacuc: “Escribe la visión, y declárala en tablas…” (Habacuc 2:2).

Escriban la visión y háganlo detalladamente. Me he dado cuenta que para la mayoría de personas la visión que tienen no es más que un deseo, y además es algo amorfo, disperso, sin detalles.

¿Cuál es la visión? ¿Por qué piensan que va a honrar al Señor? Escriban eso. ¿Por qué alguien se opondría a esta visión? Escriban eso.

Y, ¿cómo van a lidiar con aquellos que se oponen? Escriban eso.

Yo creo profundamente en la importancia de escribir. Un filósofo francés dijo: “Sólo sé lo que pienso hasta que leo lo que escribí”. Así que, la escritura aclara el pensamiento. Francis Bacon dijo: “La escritura logra exactitud en el hombre”. De modo que escriban su visión.

Y después, ¿cuáles son los siguientes pasos a seguir? Si alguien va desde aquí [Atlanta] hasta Nueva York, nunca va a llegar allá en una hora y tampoco es que puede escoger el camino diciendo: “Ese camino se ve bien, creo que me voy por ahí”. No. ¿Qué pasos hay que dar, qué acciones hay que tomar?

Escriban metas específicas con pasos de acción sólidos.

En mi caso, todo el mundo se opuso a lo que hicimos aquí como ministerio porque nadie lo había hecho antes. Nadie lo había hecho. La denominación a la que pertenezco se opuso al igual que algunos de los evangelistas más famosos. Y estoy hablando de buenas personas, de personas de Dios. El presidente de la Asociación Nacional de Iglesias Evangélicas se opuso (ahora él está con el Señor, era un amigo muy querido de mi familia, un compañero pastor de mi padre en Massachusetts). Él iba por el mundo diciendo, “El joven Haggai está estableciendo misiones de hace 50 años”.

Así que no sean arrogantes, pero tampoco sean tímidos…y sonrían.

Lo que yo respondía era: “¿Ustedes entienden cuál es la visón? Díganme. Díganme cuál es la visión”. Y nadie lograba contestar, así que yo les preguntaba: “¿Entonces cómo pueden oponerse a algo que ni siquiera entienden?”

Entonces, día tras día, revisen lo que escribieron.

Puedo mostrarles cómo yo lo he escrito todo, y cómo lo reviso. Tienen que revisar sus escritos constantemente. Si un hombre se casa con una mujer y nunca le dice que la ama, en poco tiempo ese matrimonio va a tener problemas. El hombre usualmente dice: “Sabes que te amo”. Pero NO, él tiene que decirle que la ama.

Entonces, en relación con este asunto de la visión, si parece que no está funcionando ¿qué pasos ya se han dado? Si la visión es construir una gran congregación y ni siquiera tienen una iglesia, ¿qué pasos ya se han dado? ¿Por qué no invitar a algunos amigos a un estudio bíblico? El Dr. Johnny Hunt empezó únicamente con un grupito de personas y ahora tiene 7000, pero eso no surgió de la nada. Él tuvo una visión a la que le puso pies.

Lo que hay que hacer es tomar acción cada día, y si una persona hace esto todos los días, nunca se va a sentir desanimada. Así es como yo lo veo. Y es que sí, simplemente no hay tiempo para el desánimo. Desánimo significa ausencia de ánimo – “des-ánimo”. Tengo dos secretarias que han trabajado para mí por años y que me hicieron esta pregunta: “¿Alguna vez se deprime?” Les contesté con otra pregunta: “¿Acaso me han visto deprimido?” Su respuesta fue no. Entonces dije, “La depresión es para los perdedores”. Por supuesto que no estoy deprimido ¿Por qué habría de estarlo? Dios es mi Padre. El Señor Jesús es mi Salvador. El Espíritu Santo es quien me consuela en todo tiempo. El Cielo es mi hogar. ¿Por qué podría estar triste? Ni siquiera tiene sentido. Así es como yo avanzo en la vida. Si una visión no se está concretando, lo primero que pienso es en qué se está haciendo para concretarla.

El Instituto Haggai está celebrando 45 años de ministerio, capacitando a líderes de todo el mundo, y usted está celebrando sus 90 años de vida. Aunque podría parecer casi imposible, ¿podría resumir o definir todos estos años? ¿Cuál ha sido su mayor satisfacción como fundador de este ministerio?

Bueno, mi mayor satisfacción ha sido que la gente que se capacita aquí regresa a los lugares a donde pertenece y responde de una manera increíble. Por ejemplo, uno de nuestros ex-alumnos es Eddie Villanueva de Manila, quien ha predicado como a un millón de personas en un solo fin de semana. Eso es satisfacción para mí. Otros de nuestros estudiantes han fundado hospitales o han plantado iglesias. Todo esto me hace sentir satisfecho.

No sé si pueda nombrar uno en particular. Pero cada vez que viajo a otros países y veo lo que nuestros ex-alumnos están haciendo, es algo que va mucho más allá de lo que alguna vez pude haber soñado. Jamás lo habría imaginado así, y creo que esa es la mayor satisfacción, el hecho de poder ser testigo de lo que ellos están logrando.

Usted acaba de mencionar uno o dos ejemplos, pero ¿podría recordar a alguna persona que, haciendo el trabajo que el Señor le ha encomendado, haya tocado su corazón profundamente y que incluso le haya hecho llorar por la transformación que esta persona está llevando a cabo en alguna nación o territorio?

No sé si pueda mencionar alguna específicamente. Mis emociones se expresan en lo profundo, pero desearía poder llorar. Mi llanto no sale, se queda dentro. Claro que lo que está pasando en China, donde tenemos ex-alumnos en todas las provincias, incluyendo el Tíbet, es algo que realmente me conmueve. Algunos de ellos tienen iglesias enormes, mucho más grandes que cualquiera de las iglesias que tenemos aquí.

También puedo hablar de lo que pasa en Indonesia. Acabo de recibir un e-mail. El dinero es siempre un reto, puesto que no podemos hablar mucho al respecto. La razón por la cual tenemos que estar callados es que este tema podría poner a algunos de nuestros ex-alumnos en riesgo porque trabajan en naciones donde existe el terrorismo, terroristas suicidas, y todas esas cosas. Entonces, nos mantenemos callados por el bien de nuestros hermanos. Y bueno, manejar millones de dólares en secreto es un gran reto, sin embargo recibí un e-mail de un hombre de Indonesia que decía: “En honor a su cumpleaños número 90, le estoy enviando USD 500.000”. Bien, ese acto conmovió profundamente mi corazón. Y desconozco la razón por la cual el Señor tocó el corazón de este hombre en este momento.

Es muy probable que algunos lectores del blog “Hacia la Excelencia”, que no necesariamente están comprometidos con la fe Cristiana, lean esta entrevista. ¿Qué les diría a estas personas? ¿Qué necesitan para vivir una vida plena y alcanzar el verdadero éxito?

La pregunta es, ¿Qué componentes de su vida, que ha mantenido por la cantidad de años que el Señor le ha dado, 20, 30, 40 o 50 años, van a hacer que al final usted sea una persona feliz? Y usted puede responder “Bueno, -esto o aquello- es algo de lo que estoy sumamente agradecido. Estoy contento porque mis hijos van a ser beneficiarios directos de esto”. Si usted no puede mencionar algo así, entonces por ahí hay alguna cosa que está totalmente mal.

Cecilia Yépez durante la entrevista con el Dr. Haggai

Cecilia Yépez durante la entrevista con el Dr. John Haggai

¿Alguna vez escuchó hablar de la apuesta de Pascal? Pascal, el matemático y filósofo del siglo XVII dijo que sólo hay dos opciones: hay o no hay Dios. Si asumimos que no hay Dios, obviamente no tendremos esperanza, para nada. Pero si asumimos que sí hay Dios tenemos todo por ganar. Y si al final Dios no existiera, tampoco habremos perdido nada. Eso es a groso modo lo que Pascal afirmó. Cualquiera puede buscar “La apuesta de Pascal” en Google. ¡Es muy interesante!

Me apena la gente que está tratando de dejar su marca en el mundo y no conoce al Señor. No me refiero a ser bautista, presbiteriano o pertenecer a cualquier otra denominación. De lo que estoy hablando es de tener una relación personal con Jesús, la Persona. ¿Cómo puede alguien estudiar Su vida y negar que Él fuera diferente que cualquier otro líder? No lo sé.

¿Quién está transformando vidas hoy en día? ¿Buda? No. ¿Krishna? No. ¿Mahoma? No. Y hablo de transformar vidas para darles gozo. Muchas de estas personas tienen mucha energía o tomarán acciones fuertes, pero no muestran evidencia de tener gran gozo en sus núcleos familiares.

Así que les diría que estudien, que lean acerca de esto y que descubran por qué algunos de los líderes más grandiosos encontraron que ser hijos de Dios era un camino absolutamente consistente. Pregúntense por qué John D. Rockefeller era hijo de Dios. Pregúntense por qué Howard Kelly de Johns Hopkins (Hospital y Universidad) descubrió ser consistente el ser un científico, un médico y un discípulo de Jesucristo. Pregúntense porqué el Dr. William Lyon Phelps de la Universidad de Yale dijo que si tendría que escoger entre la educación universitaria y el conocimiento de la biblia, él se quedaría con la segunda opción (*). ¿Por qué lo hizo? Estudien todo esto y luego saquen sus propias conclusiones.

Entonces ¿qué es lo que ha hecho que usted sea una persona feliz?

El conocimiento de que le pertenezco a Dios y que tengo todos los recursos que necesito para enfrentar lo que venga. Tuvimos un hijo que fue tratado brutalmente por un médico en estado de embriaguez. La supervisora de enfermeras dijo: “Voy a poner mis 23 años de carrera en riesgo, pero voy a testificar si usted quiere hacer una demanda”.

“No, yo no soy una persona de litigios. ¿Para qué le voy a demandar? Estoy seguro que ese hombre ha sufrido un tremendo sacudón”, dije. Ése fue el peor error que pude haber cometido en mi vida y le diré porqué. Resulta que ese hombre repitió ese tipo de conducta brutal por seis veces más hasta que terminó asesinando a su esposa y al doctor que estaba tomando acciones para suspender su licencia médica. Al final se suicidó, pero todo esto pudo haberse evitado si yo tomaba alguna medida, pero yo no creo en aserrar el aserrín o llorar sobre la leche derramada. Dios conoce mi corazón y eso fue todo.

Ver a Johnny en estado espástico porque no podía caminar ni hablar, aún cuando tenía una mente brillante… El Dr. Eugene Spitz de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania dijo que no tenía la menor duda de que si él pudiera hablar y tomar un test de coeficiente intelectual su resultado sería mayor a 170. Pero lo único que se puede decir en esos casos es: “Sí, Padre, porque ésa fue tu buena voluntad.” Y Él se encargará de todas estas cosas cuando estemos en Su gloria.

^-^-^-^-^

(*) “Yo creo completamente en la educación universitaria para hombres y mujeres, pero yo creo que el conocimiento de la Biblia sin la educación superior es más valorable que la educación universitaria sin la Biblia”.

                                                                                                                William Lyon Phelps

Para conocer más sobre el Haggai Institute haga click aquí