Familias desintegradas, extrema pobreza e incluso altos índices de violencia son los factores más comunes por los cuales cientos de Centro Americanos están huyendo de sus países en busca del aún perseguido “sueño americano”.
Desde el mes de junio del 2014 se registra este fenómeno. Y es que desde algunas naciones centro americanas muchos de sus habitantes testifican que anhelan llegar a los Estados Unidos, mayormente porque están huyendo de críticas, indignas y sobre todo peligrosas condiciones de vida.
Ése es el caso, de Stephany, una joven de 23 años, de tierna mirada y de semblante inocente, quien testifica que la vida en su patria natal, Honduras, era insostenible debido a la abrumadora violencia. A Stephany le tomó una jornada de alrededor de 5 meses hasta llegar a la frontera entre México y los Estados Unidos. Sin dinero y sin contactos, se aventuró a emprender un viaje incierto, aunque con la firme esperanza de cruzar la frontera y dejar atrás un pasado que atormentaba su vida. Sí, un pasado lleno de pobreza, lleno de inseguridad, de violencia…pero sobre todo un pasado que marcará su vida por siempre. Stephany quien no viajaba sola, sino acompañada de su tierno hijo, aún en su vientre, huyó de Honduras, poco después de haber sido violada por un miembro de una de las pandillas activas de aquel país, fruto de lo cual, quedó embarazada.
Cientos de casos como el de Stephany, críticos en mayor o menor escala, pero ciertamente dolorosos en gran manera para quienes así lo viven, llegan a los diversos puntos de la frontera entre México y Estados Unidos.
Stephany, fue sólo uno de ellos, de los tantos que pude conocer de cerca en la Iglesia “Sacred Heart” de McAllen, Texas, en el mes de septiembre. Esta iglesia es precisamente uno de los centros de asistencia abierto el 10 de junio de este año, por las “Catholic Charities of the Rio Grande Valley”.
Este centro de asistencia, bien equipado, cuenta con lavamanos portables, una cocina y comedor, servicios higiénicos, duchas portables, carpas amplias con catres y colchas para dormir, y un amplio stock de ropa debidamente clasificada por género, edades y tallas. Además con un servicio telefónico tanto para llamadas locales como internacionales.
Este centro recibe a un promedio de 40 personas por día (este número puede variar). Una vez que los inmigrantes son capturados por las patrullas de la frontera y procesados en el centro de detención,
llegan a este centro de asistencia, sin conocer realmente a donde son llevados. Rostros tensos, reflejando miedo, vergüenza, cansancio y desde luego hambre; mujeres, hombres y niños, llegan con temor y algo desorientados, sin saber qué más les espera en esta travesía.
Pero, es aquí, donde al menos por unas horas, el fuerte y tensionante impacto del cruce de la frontera, se aminora y sienten por primera vez, una mano amiga, desinteresada y lista para ayudarles en todo lo que sea posible.
Stephany, Elisandra, Pedro, María, Melany, Juan y tantos otros y otras tienen la oportunidad de ser asistidos en sus primeras necesidades: aseo y un refrescante baño con agua caliente, ropa limpia, una sopa de verduras caliente, llamadas telefónicas a sus parientes, y un bolso lleno de bebidas, sándwiches y snacks para el resto de su jornada, cualquiera sea su destino.
Pero esto no sería posible, si muchas manos no se unieran para servir a estos hombres y mujeres, niños y niñas, que huyen desesperadamente de sus naciones, en busca de paz, en busca de un mejor futuro.
La Iglesia “Sacred Heart” se ha asociado con otras organizaciones, para que este centro de asistencia sea efectivo. Así, el Ejército de Salvación es quien coordina la cocina y la preparación de alimentos. Una Iglesia Bautista local es quien provee el servicio de lavado de las toallas que se proveen en el área de duchas. Save the Children ha provisto un espacio recreativo para los niños y niñas que llegan temporalmente a este centro.
Y no sólo eso, sino que la Iglesia “Sacred Heart” está en capacidad de servir a decenas de migrantes cada semana, puesto que un sinnúmero de voluntarios, con un corazón grande para servir, se han comprometido a asistir cada día a este centro y contribuir en la limpieza del mismo, en la clasificación de ropa donada, soporte en la preparación de alimentos y desde luego, en la atención personalizada a cada refugiado de Centro América y en algunos casos, incluso Sudamérica.
Mission Discovery es una de las organizaciones cristianas, que en el mes de septiembre hizo presencia en este centro con un grupo de aproximadamente 30 voluntarios, quienes tuvimos la oportunidad de servir directa e indirectamente, a las decenas de refugiados que llegaron.
Pero se ha preguntado alguna vez…¿qué es lo que mueve a la gente a servir a aquellos que están en necesidad? Existe un sinnúmero de organizaciones de ayuda humanitaria alrededor del mundo. Existen millones de millones de benefactores de un sinfín de causas nobles. ¿Qué es lo que les motiva a desplegar tanto esfuerzo en pro de aquellos menos afortunados?
Con certeza cada uno presentará su propia razón, pero personalmente me atrevo a contestar esta incógnita con lo expuesto en la Biblia, Santiago 1:17
“Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
Además, el Dios Creador del universo, Creador de cielos y tierra, Creador del ser humano, quien en esencia es amor, hizo una clara invitación a “amarlo a Él y amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos”.
Por ello, más aún quienes nos proclamamos cristianos, consideramos que es un verdadero privilegio el servir a aquél en necesidad, porque ésta es una oportunidad para compartir de las tantas bendiciones que nuestro Dios nos ha regalado y a través de ello, traer gloria, honor y poder a Su Santo nombre y ciertamente, darlo a conocer entre los pueblos y naciones, como –a Jesucristo, al único y sabio Dios.
Comparto un corto video –cortesía de Michel DeLisle que resume gráficamente parte de la experiencia en McAllen y Port Isabel, Texas, en nuestro servicio a aquellos que incluso arriesgaron sus vidas al cruzar las fronteras, en búsqueda de un nuevo horizonte.
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