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Luz más allá de la Navidad

«Las luces incandescentes de Navidad pronto se apagarán…Jesús, la Luz del mundo, jamás se extinguirá».

Cecy Yépez

Casi no hay lugar en el mundo, en el que durante esta época las ciudades se enciendan e iluminen. Y en las más grandes metrópolis, esto por cierto es tremendamente evidente. Intensas y coloridas luces adornan los parques, los centros comerciales, grandes edificios y por cierto los barrios residenciales. Durante todo el mes de diciembre, ésta es la experiencia más común alrededor del mundo.

Y sí, probablemente esta costumbre traiga alegría, entusiasmo y levante el ánimo de muchos; olvidando por un instante los tremendos desafíos, dificultades y obstáculos enfrentados a lo largo del año. ¿Pero cuánto durará su entusiasmo? Las luces finalmente se apagarán si acaso al iniciar el nuevo año.

Sin embargo, hay una luz que jamás se apagará – Cristo Jesús, la verdadera razón de la Navidad que no vino para iluminar cierta época del año. Hace más de 2000 años, Jesús, Dios mismo, vino a este mundo con un propósito especial, entregar Su vida en rescate por muchos, por ti y por mí, para que reconociendo que somos pecadores, que no somos justos en nosotros mismos, reconociéramos la gran necesidad de un Salvador. Reconociéramos la gran necesidad de ser sacados de la oscuridad hacia Su luz admirable.

¿Acaso no vivimos en un mundo inundado por las tinieblas? Un mundo lleno de maldad – violencia y abuso en toda forma, corrupción a gran escala, engaño en todos los niveles, depresión y autodestrucción; y esto por solo nombrar algunos elementos de este vasto mundo de maldad.

Las luces incandescentes de Navidad pronto se apagarán y si acaso resisten por unas semanas más. Jesús, la Luz del mundo, jamás se extinguirá. Él anhela con todo su corazón entrar a tu vida e iluminarla desde hoy y para siempre. Anhela traerte de muerte a vida, de las tinieblas a Su luz admirable.

Decide hoy mismo y firmemente dejar atrás el mundo de tinieblas que hasta ahora te ha envuelto y abre tu corazón a Cristo Jesús, quien te dice:  “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.  (Juan 8:12)

¡Si así lo haces, podrás celebrar tu primera y verdadera Navidad!

¡Navidad en oración!

«No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo…»  

 

En esta Navidad, «Hacia la Excelencia» tomamos un tiempo para orar por nuestros fieles lectores alrededor del mundo.

Y oramos para que la paz de Cristo Jesús, el Salvador del mundo, la paz que sobrepasa todo entendimiento sea derramada en la vida de cada uno de nuestros lectores. Que en medio de las turbulencias e incertidumbres que pueden estar rodeando este tiempo de Navidad, Jesús, el Príncipe de Paz,  sea manifiesto en sus vidas.

Para aquellos que tienen ya el privilegio de tener una relación personal con Jesús, que esa relación sea aún más fortalecida, que cada persona ponga su mirada en las «cosas de arriba» y no en las terrenales; que en medio de la confusión que vive este mundo, su mirada esté puesto en el Trono de Dios, trono que es inamovible. Que su confianza esté puesta en el Rey de reyes, Jesús, y no en los gobiernos y sistemas efímeros de este mundo.

Y por aquellos que aún no conocen a Cristo y no han establecido una relación personal con Él, oramos que toda venda espiritual sea retirada de sus ojos, y puedan reconocer en lo profundo de su corazón, que son pecadores, como todos porque la Palabra de Dios dice que «No hay justo ni aun uno»; y que vengan a arrepentimiento y a entender la necesidad de salvación para sus vidas. Que Cristo Jesús se revele sobrenaturalmente en sus vidas y les traiga salvación, paz, gozo y Su luz admirable en medio de las tinieblas que con certza están enfrentando.

Oramos para que el milagro de la primera Navidad, hace más de 2000 años, sea una extraordinaria realidad en esta Navidad, en el corazón de cada persona que decida disponer su corazón, como se dispuso el pesebre, para recibir al Mesías, al Salvador del mundo y que anhela ser el Salvador de su vida.

Es nuestra oración que todos estemos dispuestos a escuchar la dulce voz de nuestro amado Jesús, quien está tocando hoy a las puertas de nuestro corazón; y clara y confiadamente escuchemos: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo…» (Lucas 2:10).

Oramos así en el Nombre que es sobre todo nombre, en Cristo Jesús.

 

 

Navidad…¡El Salvador del mundo en un pesebre!

¡La única razón para celebrar la Navidad!

Navidad…

Hace más de 2.000 años se celebró la primera Navidad en la historia de la humanidad.

¡Nació el único y verdadero Salvador! Aquél cuyo propósito fundamental fue liberar este planeta del más horrendo exterminador…el pecado.  La paga del pecado es muerte. Más Jesús, el Salvador vino para darnos vida y vida en abundancia.

«Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación».    (Romanos 10:9-10)

¿Quieres conocer más? Contáctate con Hacia la Excelencia.

 

¡Una bendecida Navidad y un extraordinario Año Nuevo!

Mateo 2:5-12

Ellos [sabios de oriente] le dijeron [a Herodes]: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.

Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos [sabios de oriente], indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;

y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.

Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.

10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.