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2024 – ¿Un año turbulento?

Innegablemente hay una capa oscura que se extiende a lo largo y ancho del planeta; y que aunque ciertos gobiernos, autoridades y población en general luchan por hacerle frente y limpiar el planeta de esta oscuridad; lamentablemente, ésta parece volverse más densa y difícil de erradicarla.

El inicio de este 2024 no ha sido en las mejores circunstancias. Tal parece que una capa oscura ha cubierto al planeta entre el cierre del 2023 y el inicio del 2024.

Y es que es evidente que conflictos armados se viven en varios países del mundo, de los cuales, los que quizá más han sido difundidos en los medios internacionales son dos: Rusia vs. Ucrania, cuya guerra inició en febrero 2022; y el ataque terrorista que vivió Israel desde octubre 2023. Conflictos que no ven término aun, mientras recursos escasean y vidas se pierden irremisiblemente, no se avizora una salida, humanamente hablando.

Y claro, Rusia vs. Ucrania, esto es sólo un ejemplo de cómo nación contra nación se enfrenta, sin importar verdaderamente los intereses soberanos y los intereses de dos pueblos que detrás de las armas y ataques, sufren las decisiones de dos gobiernos que se oponen, de dos políticas contrapuestas.

Desde luego, el caso de Israel es diferente. Israel tiene que defender su casa del ataque terrorista. O acaso, ¿quién de nosotros invitamos sin oposición alguna a un potencial ataque terrorista a nuestros hogares? ¡Por supuesto que no! Estoy segura que de acontecer algo así en nuestro entorno; nos armaríamos de valor, nos pararíamos firmes y defenderíamos con los dientes, a capa y espada, a nuestra familia, a nuestros seres queridos; y no permitiríamos tales ataques.

Estos son solo dos ejemplos de lo que acontece en el mundo en este tiempo…conflictos aparentemente interminables.

Pero los conflictos armados también se viven de modo interno. Y prueba de ello es el caso de Ecuador. Tristemente el país vive un conflicto armado interno, en tanto, desde hace casi un mes, le ha declarado la guerra abiertamente a los terroristas que han estado operando en la nación desde hace años.

Por otro lado, la capa oscura se extiende aun más sobre el firmamento de nuestro mundo. ¿Sabía usted que ya se anuncian más pestes…más virus, más enfermedades a partir de este año? Sí, es lamentable conocer que al menos desde el segundo semestre del año pasado, ya se anunciaban virus más letales que Covid-19; y ya se anunciaban también vacunas y medicamentos para combatirlos. ¡Increíble no! ¿Cómo algunos organismos sabían con mucha anterioridad de una potencial nueva pandemia? Pues sí, desde hace meses e incluso al menos un par de años atrás ya se difundía con toda certeza que una nueva pandemia atacaría al mundo; y tal parece que el año 2024, será la plataforma para “esta muerte anunciada”.

Quiero citar dos intervenciones muy reveladoras:

En mayo de 2023, el Presidente de la OMS, expresó: “Aunque el COVID-19 ya no sea considerado una emergencia sanitaria pública global, los países deben seguir fortaleciendo la respuesta a la enfermedad y prepararse para futuras pandemias y otras amenazas, declaró el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

Y de otra parte, igualmente en el 2023, el reconocido Bill Gates, Presidente de la Bill & Melinda Gates Foundation puntualizó: “Necesitamos estar preparados para la próxima pandemia. No estábamos preparados para el Covid-19, así que debemos hacerlo mejor. Y debemos comprometernos a asegurarnos de que todas las herramientas lleguen a todos en el mundo. La experiencia, recursos y capacidades de fabricación de China nos ayudarán a satisfacer esas necesidades”.

Sí, es realmente increíble. Cuanto más leemos e investigamos sobre estos temas, sin duda, más sorprendidos nos sentimos.

Y bueno, tan solo para completar, por ahora, este cuadro; sí, los terremotos están a la orden del día. Iniciamos este 2024, como quien da la bienvenida a un año turbulento, con el terremoto de 7.6 de Japón, que estremeció fuertemente al país; y en sí al mundo, como quien se prepara para enfrentar fuertes sacudones y no solo en cuanto a terremotos se refiere, si no en las distintas esferas del globo.

Innegablemente hay una capa oscura que se extiende a lo largo y ancho del planeta; y que aunque ciertos gobiernos, autoridades y población en general luchan por hacerle frente y limpiar el planeta de esta oscuridad; lamentablemente, ésta parece volverse más densa y difícil de erradicarla.

A diferencia de los argumentos de los “optimistas”, el mundo en sí, queramos o no va en decadencia. Nos guste o no, el mundo va en declive y su destrucción es inevitable. ¿Por qué?

Simple aunque controversial para muchos. El mundo está cada vez más lejos de Su Creador, cada vez más se ha apartado de su Sustentador, su corazón se ha ensoberbecido por sus «logros”, por sus “alcances”, por su “éxito”; por el “avance” industrial, científico, tecnológico y mucho más. Y el hombre cada vez anhela más poder, más plata (dinero), más placer. Claro, todo esto, estando convencido de que es “autosuficiente” y cuenta con la “capacidad” suficiente para avanzar y alcanzar todo lo que se propone.

Pero en medio de todo este “avance” al mismo tiempo, más oscuridad se ha evidenciado.

Tristemente, en medio de esta podredumbre, incluso la tierra gime. Sí, así claramente lo expone la Palabra de Dios: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora…” (Romanos 8:22).

Y cómo no estar con dolores de parto, sí vemos que nuestro alrededor se destroza y la oscuridad se intensifica.

Hay un solo camino, una sola solución y ésa es Cristo Jesús. Si usted que por “casualidad” visitó nuestro blog; o porque realmente ya nos conoce; en verdad ésta no es una casualidad. Permítame ser enfática en esto, la oscuridad sólo puede ser combatida con la luz y la luz, es Cristo Jesús, quien directamente lo dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

El mundo está enfrentando una densa oscuridad; si usted quiere salir de ésta, el único camino es Jesús. Si aun no lo conoce y está interesado en hacerlo; no dude en tomar contacto con nosotros. El tiempo cada vez se acorta más, hoy puede ser su día de “fuera de la oscuridad”, su día de salvación, para mañana puede ser tarde.

Para concluir, le invito a reflexionar en esta Palabra:

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. (Mateo 24:6-8)

Fuentes:

https://news.un.org/en/story/2023/05/1136912

https://www.nytimes.com/2023/03/19/opinion/bill-gates-pandemic-preparedness-covid.html

¡Valentía que vence todo miedo!

“Aprendí que la valentía no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es aquel que no siente miedo, sino aquel que lo conquista».

Nelson Mandela

                      MIEDO o VALENTÍA

Cuando tenía aproximadamente 5 años de edad, mi mamá y yo fuimos a visitar a mi abuelita. Y para producir impacto en ella, decidí caminar sola hasta la casa. Para una pequeña niña, era un camino un poco largo desde la entrada principal hasta donde estaba ubicada la casa propiamente. Mientras con una gran sonrisa observaba los árboles y las flores alrededor y me emocionaba porque mi abuelita pensaría que llegué sola – según mi imaginación – de repente ese rostro de alegría se tornó en angustia y gran miedo. Y es que dos grandes perros que no me habían conocido me sujetaron con sus hocicos de mis pequeños codos y literalmente me llevaron escoltada casi como prisionera hasta la casa de mi abuela. Todo esto, mientras yo gritaba fuertemente: “Ayúdame abuelita, ayúdame”. Y bueno, en medio de la escena de ladridos, casi mordidas de perro y gritos, mi abuelita y otros familiares salieron a mi rescate.

No estoy segura si esta historia muestra valentía de alguna manera. En realidad en mi adultez, todavía tengo temor frente a los perros, cada vez menos, pero lo tengo. Y siempre procuro mantenerme lejos de aquellos especialmente desconocidos.

No obstante, con esta cándida historia pretendo ilustrar “el poder del miedo” y cómo éste poder puede ser destruido.

Si probablemente yo sucumbía al miedo del momento y me quedaba paralizada sin decir o hacer nada, probablemente aquellos perros me hubiesen agredido con mayor fuerza; y no necesariamente hubiese recibido la ayuda necesaria y en el momento preciso.

Pero en la vida enfrentamos situaciones definitivamente más complejas que nos provocan miedo y muchas veces incluso terror.Déjeme hacerle un par de preguntas:

  • ¿Ha sentido alguna vez miedo?
  • ¿Qué le provoca miedo?
  • ¿Cómo actúa cuando enfrenta determinado miedo?

Pues si su respuesta fue afirmativa a la primera pregunta, déjeme decirle que absolutamente todos, todos los seres humanos enfrentamos miedos, en menor o mayor escala. Todos experimentamos temor frente a determinadas circunstancias. Sí, tal vez unas más simples que otras, pero miedo a la final.

Y para ilustrar aun más este tema, permítame referirme en síntesis a la historia de un hombre grandemente admirado en el mundo del liderazgo, se trata de Nelson Mandela. Como seguramente ha leído, Nelson Mandela luchó fuertemente contra la segregación racial en Sudáfrica.  El conocido sistema “Apartheid” (1948 – 1994) en Sudáfrica estableció que la gente de color (no blancos – la gran mayoría) viviera en áreas separadas a aquellas que ocupaban la minoría que gobernaba, es decir aquellos de raza blanca, especialmente europeos. La población de color fue altamente oprimida durante estos años y mayormente aquellos de raza negra.

Mandela estuvo 27 años en prisión. Desde que fue un abogado muy joven inició su lucha contra el sistema del “Apartheid” procurando al máximo la justicia e igualdad social; este “sublevamiento” como muchos lo tildaron le trajo críticas consecuencias – la prisión – y todo lo que esto conlleva, incluyendo condiciones muy adversas.

Después de que Mandela fue libertado, continuó las negociaciones para por fin terminar con el sistema “Apartheid” y poco después fue elegido democráticamente como el primer presidente de Sudáfrica.

Le invito a que investigue y lea a profundidad la historia de este gran hombre y líder, que ciertamente no miró por lo suyo, sino por la necesidad de toda una nación. Sin importarle sus propias adversidades y grandes temores en medio de la batalla, no descansó de luchar por la libertad e igualdad de todo un pueblo, durante su prisión e incluso después de lograda su libertad.

Mandela seguro vivió grandes momentos de incertidumbre, desolación y gran temor. Tenemos mucho que aprender de su gran ejemplo de valentía en medio de la gran adversidad, y así lo expresó:  “Aprendí que la valentía no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es aquel que no siente miedo, sino aquel que lo conquista».

Y con seguridad, muchos son los miedos que podemos sentir y experimentar a lo largo de la vida. Miedo en la relación familiar, miedo a un diagnóstico médico, miedo en una relación laboral, miedos de toda índole.

Pero quizá el miedo universal que una gran parte de la población mundial experimenta es el miedo a la muerte. ¿Ha sentido usted alguna vez miedo a morir? ¿Tiene miedo de no saber exactamente a dónde va y qué va a pasar con usted luego de morir?

Pues déjeme decirle que hay alguien quien valientemente venció a la muerte y ese valiente se llama Jesús, quien ciertamente murió en la cruz, con un solo propósito – cargar con el pecado de la humanidad y darle libertad a todo aquel que cree en Él y que decide en fe entregarle su vida bajo Su señorío y autoridad, anhelando una nueva vida, libre de la condenación de pecado y libre de acusaciones. Una vida llena de armonía y paz que cumple su propósito en esta tierra y que anhela reencontrarse con Su Creador y Salvador, Cristo Jesús en la vida eterna.

Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).  Si usted así lo cree y decide desde hoy mismo aceptar esta verdad – Jesús es la resurrección y la vida, quien anhela darle vida y vida en abundancia – ya no hay más de qué temer. Por lo tanto, ni el terror de la muerte tiene el poder de perseguirle, una vez que decide aceptar al autor de la vida, Cristo Jesús. Él con certeza irá delante de usted abriéndole camino en medio de los obstáculos que infaliblemente se presentarán en cada paso, pero que con Jesús tendrá el poder de vencerlos a todos, si tan solo toma esta decisión y permanece en obediencia a Él, siguiendo el manual de vida que Jesús mismo nos ha dejado – la Biblia, Su Palabra.

Así, ni los perros más feroces, ni prisiones, ni el terror de la muerte, ni nada que le produzca miedo tendrá poder sobre usted, si hoy mismo, valientemente entrega su vida a Jesucristo, el único Dios verdadero que promete acompañarle y guiarle todos los días de su vida.

Si tiene preguntas al respecto y quiere conocer cómo entregar su vida a Jesucristo, no dude en contactarnos.

La puerta estrecha

«El mal llegará disfrazado de supuesto bienestar, falsa felicidad, fingida paz, de aparentes grandes oportunidades…»

¿Ha tenido usted la oportunidad de atravesar algún camino o puerta estrecha tal vez en su comunidad o en un viaje de turismo? ¿Cómo se sintió?  ¿Fue fácil hacerlo o quizá tuvo alguna dificultad, o tal vez experimentó temor al hacerlo?

Recuerdo que una de las experiencias que tuve años atrás, mientras realizaba un reportaje, fue cuando visité el hogar de una familia de escasos recursos económicos en la costa ecuatoriana. Esta familia vivía en la parte trasera de una casa, ubicada en un barrio de extrema pobreza, con prácticamente ninguna comodidad. Aunque la parte delantera era de cemento, atravesé un pequeño camino lateral considerablemente estrecho para llegar al pequeño lugar que arrendaba la familia que entrevisté. A duras penas logré atravesar este oscuro y angosto pasadizo, lo hice de lado, imposible pasar de frente, el espacio era muy reducido. Mientras pasaba por el costado de esta casa, me sentí supremamente incómoda, con incertidumbre porque no sabía con qué iba a encontrarme al final del pasadizo y si no fuera porque iba acompañada probablemente hubiese sentido también miedo.

Pues bien, Jesús durante el conocido “Sermón de la montaña” instó a sus discípulos y en general a la gran audiencia que lo escuchaba a que “entren por la puerta estrecha”. Concretamente les dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14). Esta exhortación la hace extensiva también a nosotros, hoy en día.

Contrario a lo que podríamos pensar, Jesús claramente afirma que amplio es el camino y ancha la puerta que conducen al mal del ser humano. De hecho, el mal jamás se presentará en un inicio con sufrimiento, tragedia, dolor; el mal llegará disfrazado de supuesto bienestar, falsa felicidad, fingida paz, de aparentes grandes oportunidades; pero al final del camino se desenmascará y mostrará su verdadero rostro – la tragedia sin retorno –.

Jesús en el pasaje referido de hecho, está hablando del camino a la vida eterna. Un camino que se inicia en esta Tierra y que cada alma humana tiene la libertad de decidir por dónde  transitar, si por el que conduce a la vida misma; o por el camino que conduce a la muerte eterna.

Le invito entonces a que considere lo siguiente:

  1. Todos los días escuchamos en distintas lugares que “todos los caminos conducen a Dios o al mismo dios”. Pero no es así, no se engañe, ni se deje engañar. El único camino que conduce a la vida eterna es Cristo Jesús. Él mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
  2. Consecuentemente Jesús es la única puerta que conduce al camino de salvación. Él mismo afirmó: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo…” (Juan 10:9)
  3. Y mientras transitamos el camino de salvación, el camino hacia la vida eterna, un camino que muchas veces no será fácil, Jesús será nuestro sustento. Él claramente lo manifestó: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35)

El camino de salvación, el camino hacia la vida eterna definitivamente no será fácil, quienes así lo hemos escogido o quienes lo escojan, significará que claramente tendremos que dejar de lado las “aparentes buenas propuestas que la vida nos ofrece”. El camino hacia la vida eterna significa que decidimos caminar por las pisadas de nuestro Maestro, de nuestro Salvador, de nuestro Señor, de nuestro Dios Creador – Cristo Jesús; y estas pisadas representan al menos: amar sacrificialmente, perdonar y a veces a quien no lo merece – humanamente hablando, hablar con la verdad, actuar con integridad. Todo esto, aunque muchas veces sea increíblemente en nuestra contra.

Jesús dijo:  “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Sí, si usted decide escoger la puerta estrecha – Cristo Jesús – como su Salvador Personal, probablemente experimente aflicción a lo largo de su vida aquí en la Tierra; pero con certeza a lo largo del camino y al final de éste hallará la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y que sólo se la halla en una relación íntima con Cristo Jesús, nuestro Salvador personal, el único Dios verdadero. Pero si no lo hace, lamentablemente, su destino será –tragedia sin retorno–; en otras palabras, ¡su destino será el infierno, un verdadero lugar de tormento eterno!

Ahora, usted está a solo un paso de experimentar esa paz, que nadie le arrebatará. Ore así:

Dios, Creador del universo y de todo lo que hay en él, reconozco que soy un pecador y hoy te pido perdón de todo corazón. Perdóname y límpiame de todo mal en mi vida y recíbeme como a uno de tus hijos y enséñame a caminar con corazón íntegro delante de ti y delante de quienes me rodean. Hoy declaro que Jesús, tu Hijo, es mi Salvador y que por Su sangre derramada en la cruz, hoy soy perdonado de todos mis pecados. Gracias Dios todopoderoso por tu gran misericordia y por regalarme hoy la vida eterna en tu Reino. Oro todo esto en el Nombre de Jesús, tu hijo amado. Amén.

 

 

¡El milagro más grande del mundo!

 

Milagro: «Hecho no explicable por las leyes naturales…»

 

¿Ha experimentado usted un milagro en su vida? Con certeza algunos de nuestros lectores responderán afirmativamente con toda convicción. Otros probablemente duden si acaso lo habrán experimentado o no; y otros con seguridad dirán ¡pues…no!

Pero bien,  ¿qué es un milagro?, y para explicarlo tomaremos la definición del diccionario de la Real Academia Española: “Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino”.

Con esta clara definición, la verdad es que todos los seres humanos creo que podríamos responder afirmativamente, si nos detenemos por un momento y pensamos en nosotros, en nuestro nacimiento y en realidad analizamos desde el momento cuando fuimos concebidos. Aquella extraordinaria formación de cada uno de nosotros en el vientre de nuestra madre y nuestra llegada a este mundo, es ya, un maravilloso milagro. Pensar en la formación de cada criatura en el vientre materno, nos llena de mucha ternura, pero a la vez de un magnificente asombro – La concepción es la partida para el inicio de la vida y luego una jornada de 9 meses de formación y crecimiento previo al gran día del nacimiento de un pequeño niño o una pequeña niña – ¡es verdaderamente un tierno y a la vez grandioso milagro! Y sí “milagro” porque va más allá de la tierna criatura que podemos cargar en nuestros brazos. Esa pequeña criatura tiene un espíritu que la conecta con Su Creador, un alma que a lo largo de su vida reflejará su carácter y un cuerpo físico a través del cual se conectará en su entorno.

No obstante, extraordinario como es el milagro de la vida; definitivamente existe un milagro aun más  maravilloso. Sucedió un día, pero su impacto es eterno. De hecho, este milagro también está relacionado con la vida; pero más bien, con el “Autor de la vida” – Jesucristo.

Hace un par de días el mundo cristiano celebró con gran regocijo el “Domingo de Resurrección”. Pero este evento extraordinario representa más que un día de celebración. Sucedió hace poco más de 2000 años. Sin embargo, historiadores, antropólogos, científicos y el común de los seres humanos siguen hablando, analizando, debatiendo o simplemente aceptando en fe este extraordinario acontecimiento.  

Jesús, el Hijo de Dios, fue condenado “humanamente” a muerte y muerte de cruz; sin embargo, Su muerte fue parte del plan divino. De hecho, Jesús mismo dijo:  “Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre” (Juan 10:18).

Y es que el propósito fundamental de Jesús en esta tierra, fue entregar Su vida en sacrificio perfecto para el perdón de pecados de la humanidad. Las Escrituras dicen que “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10 – RV60); y que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23 – RV60).  Por lo tanto, toda la humanidad estábamos condenados a morir por causa del pecado. Sin embargo, el infinito amor de Dios, el Creador, abrió camino para nuestra salvación. Y ese camino fue Jesús. “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”, dice Jesús (Juan 14:6 RV60).

Como seres humanos estamos completamente perdidos en nuestros pecados. Sólo en Cristo y a través de Cristo, si aceptamos en fe Su sacrificio perfecto en la Cruz, es lo único que nos salva de la maldad de nuestro corazón. Porque quién de nosotros podría decir…“estoy libre de pecado” – nadie, absolutamente nadie.

No obstante, la obra de la cruz estaría incompleta, si Cristo no hubiese resucitado. El Apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 15:17 – NTV “ y si Cristo no ha resucitado, entonces la fe de ustedes es inútil, y todavía son culpables de sus pecados”.

En la Cruz, Cristo cargó con la maldad del mundo, cargó con nuestra culpa;  el Siervo puso Su vida en lugar de la nuestra. El Justo murió por los injustos. Sin embargo, Cristo  – el Autor de la vida, al tercer día se levantó de la tumba triunfante y victorioso. En la resurrección, Cristo venció a la muerte, demostrando entonces Su Deidad, Su poder y Su gloria.

¿Asombrado con el milagro de la vida, con su vida? Pues confío que esté aun más asombrado con el milagro de la resurrección de Cristo. Él no está más en una cruz, Su tumba está vacía, Él está vivo y Jesús tiene el poder de traerlo a usted de muerte a vida, de las tinieblas de este mundo lleno de pecado, a una vida plena, llena de Su luz admirable, una vida llena de esperanza, una vida transformada llena de la presencia misma del Dador de la Vida – Cristo Jesús, quien anhela guiarle y sostenerle con profundo amor, paso a paso, minuto a minuto; como un Padre que cuida de su hijo o hija momento tras momento.

No espere más, el Cristo resucitado está llamado a las puertas de su corazón:  “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). Y si acepta esta invitación, usted también será partícipe del “milagro más grande del mundo” – “Si nuestra esperanza es que Cristo nos ayude solamente en esta vida, no hay nadie más digno de lástima que nosotros. Sin embargo, ¡Cristo resucitó! Esto nos enseña que también resucitarán los que murieron (1 Corintios 15:19-20 – TLA).

¡Cristo verdaderamente ha resucitado!

La puerta de escape para tu alma

“Dios probó Su amor en la Cruz. Cuando Cristo estuvo allí colgado, derramó Su sangre, y murió; fue Dios ahí diciéndole al mundo, ‘Te amo’”.

Billy Graham

Qué es lo primero que pensarías, si de repente cayeras en un pozo oscuro y tenebroso, y no ves en absoluto una forma de salir de allí. Pero de pronto escuchas una voz como del cielo, cuando desde arriba te dice, “hay una sola puerta de escape, yo te conduciré”.

Con certeza, en mi caso, prestaría atención absoluta a esa voz milagrosa que me ofrece ayuda para encontrar la única puerta de escape, la única forma de salir de aquel pozo.

Pues bien, nuestra alma vive en un pozo oscuro y tenebroso hasta que encuentre “la puerta de escape” – “la puerta de salida” y esa única puerta de escape es Jesucristo. No hay otro camino, no hay otra salida, no hay otra puerta de escape – Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6).

Jesucristo es el único camino para la salvación del ser humano. Jesucristo es la salvación para el alma en depresión, para el alma en esclavitud, para el alma en desesperación. Jesucristo es la salvación para el alma que anhela salir de la cárcel de la desesperanza.

Refiriéndose a Jesucristo, el reconocido evangelista y autor Billy Graham, manifestó: “Dios probó Su amor en la Cruz. Cuando Cristo estuvo allí colgado, derramó Su sangre, y murió; fue Dios ahí diciéndole al mundo, ‘Te amo’”.

El eterno amor del Dios Creador de cielo y tierra, del universo y de todo lo que hay en él, está constantemente diciéndole al ser humano “hay una sola puerta de escape para tu alma, yo te conduciré”.

 

Te invito a que te pasees por los cuatro pasos simples pero de profundo significado (cada imagen) que se han posteado en este artículo. Presta absoluta atención a la voz de Dios que hoy te conducirá paso a paso para que halles la salvación para tu alma.

 

 

Si quieres conocer más sobre la salvación a través de Jesucristo, no dudes en escribirnos.

¡Que Dios tu Creador hable profundamente a tu corazón y te conduzca a la salvación en Cristo Jesús!