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¡El milagro más grande del mundo!

 

Milagro: «Hecho no explicable por las leyes naturales…»

 

¿Ha experimentado usted un milagro en su vida? Con certeza algunos de nuestros lectores responderán afirmativamente con toda convicción. Otros probablemente duden si acaso lo habrán experimentado o no; y otros con seguridad dirán ¡pues…no!

Pero bien,  ¿qué es un milagro?, y para explicarlo tomaremos la definición del diccionario de la Real Academia Española: “Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino”.

Con esta clara definición, la verdad es que todos los seres humanos creo que podríamos responder afirmativamente, si nos detenemos por un momento y pensamos en nosotros, en nuestro nacimiento y en realidad analizamos desde el momento cuando fuimos concebidos. Aquella extraordinaria formación de cada uno de nosotros en el vientre de nuestra madre y nuestra llegada a este mundo, es ya, un maravilloso milagro. Pensar en la formación de cada criatura en el vientre materno, nos llena de mucha ternura, pero a la vez de un magnificente asombro – La concepción es la partida para el inicio de la vida y luego una jornada de 9 meses de formación y crecimiento previo al gran día del nacimiento de un pequeño niño o una pequeña niña – ¡es verdaderamente un tierno y a la vez grandioso milagro! Y sí “milagro” porque va más allá de la tierna criatura que podemos cargar en nuestros brazos. Esa pequeña criatura tiene un espíritu que la conecta con Su Creador, un alma que a lo largo de su vida reflejará su carácter y un cuerpo físico a través del cual se conectará en su entorno.

No obstante, extraordinario como es el milagro de la vida; definitivamente existe un milagro aun más  maravilloso. Sucedió un día, pero su impacto es eterno. De hecho, este milagro también está relacionado con la vida; pero más bien, con el “Autor de la vida” – Jesucristo.

Hace un par de días el mundo cristiano celebró con gran regocijo el “Domingo de Resurrección”. Pero este evento extraordinario representa más que un día de celebración. Sucedió hace poco más de 2000 años. Sin embargo, historiadores, antropólogos, científicos y el común de los seres humanos siguen hablando, analizando, debatiendo o simplemente aceptando en fe este extraordinario acontecimiento.  

Jesús, el Hijo de Dios, fue condenado “humanamente” a muerte y muerte de cruz; sin embargo, Su muerte fue parte del plan divino. De hecho, Jesús mismo dijo:  “Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre” (Juan 10:18).

Y es que el propósito fundamental de Jesús en esta tierra, fue entregar Su vida en sacrificio perfecto para el perdón de pecados de la humanidad. Las Escrituras dicen que “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10 – RV60); y que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23 – RV60).  Por lo tanto, toda la humanidad estábamos condenados a morir por causa del pecado. Sin embargo, el infinito amor de Dios, el Creador, abrió camino para nuestra salvación. Y ese camino fue Jesús. “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”, dice Jesús (Juan 14:6 RV60).

Como seres humanos estamos completamente perdidos en nuestros pecados. Sólo en Cristo y a través de Cristo, si aceptamos en fe Su sacrificio perfecto en la Cruz, es lo único que nos salva de la maldad de nuestro corazón. Porque quién de nosotros podría decir…“estoy libre de pecado” – nadie, absolutamente nadie.

No obstante, la obra de la cruz estaría incompleta, si Cristo no hubiese resucitado. El Apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 15:17 – NTV “ y si Cristo no ha resucitado, entonces la fe de ustedes es inútil, y todavía son culpables de sus pecados”.

En la Cruz, Cristo cargó con la maldad del mundo, cargó con nuestra culpa;  el Siervo puso Su vida en lugar de la nuestra. El Justo murió por los injustos. Sin embargo, Cristo  – el Autor de la vida, al tercer día se levantó de la tumba triunfante y victorioso. En la resurrección, Cristo venció a la muerte, demostrando entonces Su Deidad, Su poder y Su gloria.

¿Asombrado con el milagro de la vida, con su vida? Pues confío que esté aun más asombrado con el milagro de la resurrección de Cristo. Él no está más en una cruz, Su tumba está vacía, Él está vivo y Jesús tiene el poder de traerlo a usted de muerte a vida, de las tinieblas de este mundo lleno de pecado, a una vida plena, llena de Su luz admirable, una vida llena de esperanza, una vida transformada llena de la presencia misma del Dador de la Vida – Cristo Jesús, quien anhela guiarle y sostenerle con profundo amor, paso a paso, minuto a minuto; como un Padre que cuida de su hijo o hija momento tras momento.

No espere más, el Cristo resucitado está llamado a las puertas de su corazón:  “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). Y si acepta esta invitación, usted también será partícipe del “milagro más grande del mundo” – “Si nuestra esperanza es que Cristo nos ayude solamente en esta vida, no hay nadie más digno de lástima que nosotros. Sin embargo, ¡Cristo resucitó! Esto nos enseña que también resucitarán los que murieron (1 Corintios 15:19-20 – TLA).

¡Cristo verdaderamente ha resucitado!

La puerta de escape para tu alma

“Dios probó Su amor en la Cruz. Cuando Cristo estuvo allí colgado, derramó Su sangre, y murió; fue Dios ahí diciéndole al mundo, ‘Te amo’”.

Billy Graham

Qué es lo primero que pensarías, si de repente cayeras en un pozo oscuro y tenebroso, y no ves en absoluto una forma de salir de allí. Pero de pronto escuchas una voz como del cielo, cuando desde arriba te dice, “hay una sola puerta de escape, yo te conduciré”.

Con certeza, en mi caso, prestaría atención absoluta a esa voz milagrosa que me ofrece ayuda para encontrar la única puerta de escape, la única forma de salir de aquel pozo.

Pues bien, nuestra alma vive en un pozo oscuro y tenebroso hasta que encuentre “la puerta de escape” – “la puerta de salida” y esa única puerta de escape es Jesucristo. No hay otro camino, no hay otra salida, no hay otra puerta de escape – Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6).

Jesucristo es el único camino para la salvación del ser humano. Jesucristo es la salvación para el alma en depresión, para el alma en esclavitud, para el alma en desesperación. Jesucristo es la salvación para el alma que anhela salir de la cárcel de la desesperanza.

Refiriéndose a Jesucristo, el reconocido evangelista y autor Billy Graham, manifestó: “Dios probó Su amor en la Cruz. Cuando Cristo estuvo allí colgado, derramó Su sangre, y murió; fue Dios ahí diciéndole al mundo, ‘Te amo’”.

El eterno amor del Dios Creador de cielo y tierra, del universo y de todo lo que hay en él, está constantemente diciéndole al ser humano “hay una sola puerta de escape para tu alma, yo te conduciré”.

 

Te invito a que te pasees por los cuatro pasos simples pero de profundo significado (cada imagen) que se han posteado en este artículo. Presta absoluta atención a la voz de Dios que hoy te conducirá paso a paso para que halles la salvación para tu alma.

 

 

Si quieres conocer más sobre la salvación a través de Jesucristo, no dudes en escribirnos.

¡Que Dios tu Creador hable profundamente a tu corazón y te conduzca a la salvación en Cristo Jesús!

 

¡Nuevo año – nueva vida!

«La vida del ser humano es tan fugaz».

¡2023 – no es sólo un digito más, representa una nueva oportunidad! Con certeza muchos alrededor del mundo han comenzado a trabajar en sus “resoluciones de nuevo año”, resoluciones que desafortunadamente irán apagándose conforme pasan los días y si acaso un par de meses. Pocos son los que mantienen viva la esperanza y los ojos puestos en alcanzar la meta.

Pero todos deberíamos ir más allá de escribir poéticamente un par de “resoluciones de nuevo año”; y deberíamos tomar un tiempo prudencial para meditar en lo profundo de nuestro corazón y evaluar nuestra vida a la luz de nuestro “manual de vida”. ¿Cuál es ése “manual de vida”, se preguntarán algunos? Pues bien, el único “manual de vida” que cada ser humano tiene y debe tener es la Biblia.

Para algunos la Biblia lamentablemente es ya un libro obsoleto, de antaño, sin valor alguno en la era en la que vivimos. Para otros, la Biblia, es casi casi un “amuleto”, se gozan en tenerlo como un maravilloso adorno y signo de “buena suerte” en alguna de sus habitaciones. Pero felizmente para muchos otros, la Biblia es verdaderamente la Palabra de Dios, es el “manual de vida” que el Creador ha dado a Su Creación y más aun a quienes son Sus hijos e hijas.

Y la Palabra de Dios nos dice “…no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Santiago 4:14).

Y sí, la vida del ser humano es tan fugaz. Es casi un sueño mientras los padres crían a sus pequeños, los ven gatear, caminar, correr y casi desaparecer en la adultez – sus estudios, sus negocios, sus compromisos, sus nuevas familias. “El tiempo vuela” dicen algunos; y en verdad es así. ¿Qué son 70 – 80 años? En algunos casos quizá mucho menos o quizá unos cuantos años más. Pero ¿qué son algunas décadas comparado con la eternidad? El tiempo vuela, la vida terrenal es realmente fugaz.

El Salmista David sabiamente nos dice: “Enséñanos a entender la brevedad de la vida, para que crezcamos en sabiduría” (Salmo 90:12 – NTV). Y es que nadie tenemos garantizado el día de mañana; no obstante, mientras la gracia de nuestro Creador nos permita estar en este planeta, debemos anhelar vivir una vida llena de sabiduría, de amor, de gracia y de servicio al prójimo.

Y quizá todo el que lee puede decir, yo vivo esa vida, pero deberé ser muy clara, nadie vive, ni vivirá una vida verdaderamente sabia, sin haber conocido personalmente al Dador de la vida y a la Fuente de la sabiduría, a Cristo Jesús.

Por ello, en este inicio del Nuevo Año 2023, le invito a evaluar su vida y reenfocarla si es necesario, de modo que el Creador de Cielos y de la Tierra, de todo el universo, no sólo sea Su Creador, sino que le permita entrar en su vida y abrazarlo como sólo un Padre sabe hacerlo.

Y para ello, solo se necesita reconocer 3 cosas simples pero profundas a la vez:

  1. Todos somos pecadores – No hay justo ni aun uno, nos dice la Biblia (Romanos 3:10).
  2. No puedo hacer nada por mí mismo para limpiarme de mis pecados. No hay esfuerzo humano que pueda borrar la maldad que hay en el corazón del hombre (Jeremías 17:9).
  3. Reconozco que sólo el sacrificio perfecto de Cristo en la cruz, es lo único que me limpia de todo pecado y que al aceptar a Jesús como mi único Salvador, es lo único que me trae de muerte a vida, de las tinieblas a la luz. Es el único camino para pasar de “criatura” a “hijo o hija de Dios” (Juan 1:12).

En este inicio del 2023, le animo a tomar la decisión más grande de Su vida, si aun no la hecho. Dios, Su Creador lo está esperando con los brazos abiertos – acepte Su invitación, no la deje para mañana, porque mañana puede ser ya demasiado tarde.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito (Jesús), para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él”.  (Juan 3:16-17)

2023 – Nuevo Año – Nuevo Tú

¡Nuevo Año – nueva vida en Cristo Jesús!

NOTA:  Si le gustaría conocer más acerca de Jesús y como tener una relación personal con Él, por favor, contáctenos.

Luz más allá de la Navidad

«Las luces incandescentes de Navidad pronto se apagarán…Jesús, la Luz del mundo, jamás se extinguirá».

Cecy Yépez

Casi no hay lugar en el mundo, en el que durante esta época las ciudades se enciendan e iluminen. Y en las más grandes metrópolis, esto por cierto es tremendamente evidente. Intensas y coloridas luces adornan los parques, los centros comerciales, grandes edificios y por cierto los barrios residenciales. Durante todo el mes de diciembre, ésta es la experiencia más común alrededor del mundo.

Y sí, probablemente esta costumbre traiga alegría, entusiasmo y levante el ánimo de muchos; olvidando por un instante los tremendos desafíos, dificultades y obstáculos enfrentados a lo largo del año. ¿Pero cuánto durará su entusiasmo? Las luces finalmente se apagarán si acaso al iniciar el nuevo año.

Sin embargo, hay una luz que jamás se apagará – Cristo Jesús, la verdadera razón de la Navidad que no vino para iluminar cierta época del año. Hace más de 2000 años, Jesús, Dios mismo, vino a este mundo con un propósito especial, entregar Su vida en rescate por muchos, por ti y por mí, para que reconociendo que somos pecadores, que no somos justos en nosotros mismos, reconociéramos la gran necesidad de un Salvador. Reconociéramos la gran necesidad de ser sacados de la oscuridad hacia Su luz admirable.

¿Acaso no vivimos en un mundo inundado por las tinieblas? Un mundo lleno de maldad – violencia y abuso en toda forma, corrupción a gran escala, engaño en todos los niveles, depresión y autodestrucción; y esto por solo nombrar algunos elementos de este vasto mundo de maldad.

Las luces incandescentes de Navidad pronto se apagarán y si acaso resisten por unas semanas más. Jesús, la Luz del mundo, jamás se extinguirá. Él anhela con todo su corazón entrar a tu vida e iluminarla desde hoy y para siempre. Anhela traerte de muerte a vida, de las tinieblas a Su luz admirable.

Decide hoy mismo y firmemente dejar atrás el mundo de tinieblas que hasta ahora te ha envuelto y abre tu corazón a Cristo Jesús, quien te dice:  “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.  (Juan 8:12)

¡Si así lo haces, podrás celebrar tu primera y verdadera Navidad!

¡Navidad en oración!

«No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo…»  

 

En esta Navidad, «Hacia la Excelencia» tomamos un tiempo para orar por nuestros fieles lectores alrededor del mundo.

Y oramos para que la paz de Cristo Jesús, el Salvador del mundo, la paz que sobrepasa todo entendimiento sea derramada en la vida de cada uno de nuestros lectores. Que en medio de las turbulencias e incertidumbres que pueden estar rodeando este tiempo de Navidad, Jesús, el Príncipe de Paz,  sea manifiesto en sus vidas.

Para aquellos que tienen ya el privilegio de tener una relación personal con Jesús, que esa relación sea aún más fortalecida, que cada persona ponga su mirada en las «cosas de arriba» y no en las terrenales; que en medio de la confusión que vive este mundo, su mirada esté puesto en el Trono de Dios, trono que es inamovible. Que su confianza esté puesta en el Rey de reyes, Jesús, y no en los gobiernos y sistemas efímeros de este mundo.

Y por aquellos que aún no conocen a Cristo y no han establecido una relación personal con Él, oramos que toda venda espiritual sea retirada de sus ojos, y puedan reconocer en lo profundo de su corazón, que son pecadores, como todos porque la Palabra de Dios dice que «No hay justo ni aun uno»; y que vengan a arrepentimiento y a entender la necesidad de salvación para sus vidas. Que Cristo Jesús se revele sobrenaturalmente en sus vidas y les traiga salvación, paz, gozo y Su luz admirable en medio de las tinieblas que con certza están enfrentando.

Oramos para que el milagro de la primera Navidad, hace más de 2000 años, sea una extraordinaria realidad en esta Navidad, en el corazón de cada persona que decida disponer su corazón, como se dispuso el pesebre, para recibir al Mesías, al Salvador del mundo y que anhela ser el Salvador de su vida.

Es nuestra oración que todos estemos dispuestos a escuchar la dulce voz de nuestro amado Jesús, quien está tocando hoy a las puertas de nuestro corazón; y clara y confiadamente escuchemos: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo…» (Lucas 2:10).

Oramos así en el Nombre que es sobre todo nombre, en Cristo Jesús.