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2024 – ¿Un año turbulento?

Innegablemente hay una capa oscura que se extiende a lo largo y ancho del planeta; y que aunque ciertos gobiernos, autoridades y población en general luchan por hacerle frente y limpiar el planeta de esta oscuridad; lamentablemente, ésta parece volverse más densa y difícil de erradicarla.

El inicio de este 2024 no ha sido en las mejores circunstancias. Tal parece que una capa oscura ha cubierto al planeta entre el cierre del 2023 y el inicio del 2024.

Y es que es evidente que conflictos armados se viven en varios países del mundo, de los cuales, los que quizá más han sido difundidos en los medios internacionales son dos: Rusia vs. Ucrania, cuya guerra inició en febrero 2022; y el ataque terrorista que vivió Israel desde octubre 2023. Conflictos que no ven término aun, mientras recursos escasean y vidas se pierden irremisiblemente, no se avizora una salida, humanamente hablando.

Y claro, Rusia vs. Ucrania, esto es sólo un ejemplo de cómo nación contra nación se enfrenta, sin importar verdaderamente los intereses soberanos y los intereses de dos pueblos que detrás de las armas y ataques, sufren las decisiones de dos gobiernos que se oponen, de dos políticas contrapuestas.

Desde luego, el caso de Israel es diferente. Israel tiene que defender su casa del ataque terrorista. O acaso, ¿quién de nosotros invitamos sin oposición alguna a un potencial ataque terrorista a nuestros hogares? ¡Por supuesto que no! Estoy segura que de acontecer algo así en nuestro entorno; nos armaríamos de valor, nos pararíamos firmes y defenderíamos con los dientes, a capa y espada, a nuestra familia, a nuestros seres queridos; y no permitiríamos tales ataques.

Estos son solo dos ejemplos de lo que acontece en el mundo en este tiempo…conflictos aparentemente interminables.

Pero los conflictos armados también se viven de modo interno. Y prueba de ello es el caso de Ecuador. Tristemente el país vive un conflicto armado interno, en tanto, desde hace casi un mes, le ha declarado la guerra abiertamente a los terroristas que han estado operando en la nación desde hace años.

Por otro lado, la capa oscura se extiende aun más sobre el firmamento de nuestro mundo. ¿Sabía usted que ya se anuncian más pestes…más virus, más enfermedades a partir de este año? Sí, es lamentable conocer que al menos desde el segundo semestre del año pasado, ya se anunciaban virus más letales que Covid-19; y ya se anunciaban también vacunas y medicamentos para combatirlos. ¡Increíble no! ¿Cómo algunos organismos sabían con mucha anterioridad de una potencial nueva pandemia? Pues sí, desde hace meses e incluso al menos un par de años atrás ya se difundía con toda certeza que una nueva pandemia atacaría al mundo; y tal parece que el año 2024, será la plataforma para “esta muerte anunciada”.

Quiero citar dos intervenciones muy reveladoras:

En mayo de 2023, el Presidente de la OMS, expresó: “Aunque el COVID-19 ya no sea considerado una emergencia sanitaria pública global, los países deben seguir fortaleciendo la respuesta a la enfermedad y prepararse para futuras pandemias y otras amenazas, declaró el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.

Y de otra parte, igualmente en el 2023, el reconocido Bill Gates, Presidente de la Bill & Melinda Gates Foundation puntualizó: “Necesitamos estar preparados para la próxima pandemia. No estábamos preparados para el Covid-19, así que debemos hacerlo mejor. Y debemos comprometernos a asegurarnos de que todas las herramientas lleguen a todos en el mundo. La experiencia, recursos y capacidades de fabricación de China nos ayudarán a satisfacer esas necesidades”.

Sí, es realmente increíble. Cuanto más leemos e investigamos sobre estos temas, sin duda, más sorprendidos nos sentimos.

Y bueno, tan solo para completar, por ahora, este cuadro; sí, los terremotos están a la orden del día. Iniciamos este 2024, como quien da la bienvenida a un año turbulento, con el terremoto de 7.6 de Japón, que estremeció fuertemente al país; y en sí al mundo, como quien se prepara para enfrentar fuertes sacudones y no solo en cuanto a terremotos se refiere, si no en las distintas esferas del globo.

Innegablemente hay una capa oscura que se extiende a lo largo y ancho del planeta; y que aunque ciertos gobiernos, autoridades y población en general luchan por hacerle frente y limpiar el planeta de esta oscuridad; lamentablemente, ésta parece volverse más densa y difícil de erradicarla.

A diferencia de los argumentos de los “optimistas”, el mundo en sí, queramos o no va en decadencia. Nos guste o no, el mundo va en declive y su destrucción es inevitable. ¿Por qué?

Simple aunque controversial para muchos. El mundo está cada vez más lejos de Su Creador, cada vez más se ha apartado de su Sustentador, su corazón se ha ensoberbecido por sus «logros”, por sus “alcances”, por su “éxito”; por el “avance” industrial, científico, tecnológico y mucho más. Y el hombre cada vez anhela más poder, más plata (dinero), más placer. Claro, todo esto, estando convencido de que es “autosuficiente” y cuenta con la “capacidad” suficiente para avanzar y alcanzar todo lo que se propone.

Pero en medio de todo este “avance” al mismo tiempo, más oscuridad se ha evidenciado.

Tristemente, en medio de esta podredumbre, incluso la tierra gime. Sí, así claramente lo expone la Palabra de Dios: “Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora…” (Romanos 8:22).

Y cómo no estar con dolores de parto, sí vemos que nuestro alrededor se destroza y la oscuridad se intensifica.

Hay un solo camino, una sola solución y ésa es Cristo Jesús. Si usted que por “casualidad” visitó nuestro blog; o porque realmente ya nos conoce; en verdad ésta no es una casualidad. Permítame ser enfática en esto, la oscuridad sólo puede ser combatida con la luz y la luz, es Cristo Jesús, quien directamente lo dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).

El mundo está enfrentando una densa oscuridad; si usted quiere salir de ésta, el único camino es Jesús. Si aun no lo conoce y está interesado en hacerlo; no dude en tomar contacto con nosotros. El tiempo cada vez se acorta más, hoy puede ser su día de “fuera de la oscuridad”, su día de salvación, para mañana puede ser tarde.

Para concluir, le invito a reflexionar en esta Palabra:

“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. (Mateo 24:6-8)

Fuentes:

https://news.un.org/en/story/2023/05/1136912

https://www.nytimes.com/2023/03/19/opinion/bill-gates-pandemic-preparedness-covid.html

¡Valentía que vence todo miedo!

“Aprendí que la valentía no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es aquel que no siente miedo, sino aquel que lo conquista».

Nelson Mandela

                      MIEDO o VALENTÍA

Cuando tenía aproximadamente 5 años de edad, mi mamá y yo fuimos a visitar a mi abuelita. Y para producir impacto en ella, decidí caminar sola hasta la casa. Para una pequeña niña, era un camino un poco largo desde la entrada principal hasta donde estaba ubicada la casa propiamente. Mientras con una gran sonrisa observaba los árboles y las flores alrededor y me emocionaba porque mi abuelita pensaría que llegué sola – según mi imaginación – de repente ese rostro de alegría se tornó en angustia y gran miedo. Y es que dos grandes perros que no me habían conocido me sujetaron con sus hocicos de mis pequeños codos y literalmente me llevaron escoltada casi como prisionera hasta la casa de mi abuela. Todo esto, mientras yo gritaba fuertemente: “Ayúdame abuelita, ayúdame”. Y bueno, en medio de la escena de ladridos, casi mordidas de perro y gritos, mi abuelita y otros familiares salieron a mi rescate.

No estoy segura si esta historia muestra valentía de alguna manera. En realidad en mi adultez, todavía tengo temor frente a los perros, cada vez menos, pero lo tengo. Y siempre procuro mantenerme lejos de aquellos especialmente desconocidos.

No obstante, con esta cándida historia pretendo ilustrar “el poder del miedo” y cómo éste poder puede ser destruido.

Si probablemente yo sucumbía al miedo del momento y me quedaba paralizada sin decir o hacer nada, probablemente aquellos perros me hubiesen agredido con mayor fuerza; y no necesariamente hubiese recibido la ayuda necesaria y en el momento preciso.

Pero en la vida enfrentamos situaciones definitivamente más complejas que nos provocan miedo y muchas veces incluso terror.Déjeme hacerle un par de preguntas:

  • ¿Ha sentido alguna vez miedo?
  • ¿Qué le provoca miedo?
  • ¿Cómo actúa cuando enfrenta determinado miedo?

Pues si su respuesta fue afirmativa a la primera pregunta, déjeme decirle que absolutamente todos, todos los seres humanos enfrentamos miedos, en menor o mayor escala. Todos experimentamos temor frente a determinadas circunstancias. Sí, tal vez unas más simples que otras, pero miedo a la final.

Y para ilustrar aun más este tema, permítame referirme en síntesis a la historia de un hombre grandemente admirado en el mundo del liderazgo, se trata de Nelson Mandela. Como seguramente ha leído, Nelson Mandela luchó fuertemente contra la segregación racial en Sudáfrica.  El conocido sistema “Apartheid” (1948 – 1994) en Sudáfrica estableció que la gente de color (no blancos – la gran mayoría) viviera en áreas separadas a aquellas que ocupaban la minoría que gobernaba, es decir aquellos de raza blanca, especialmente europeos. La población de color fue altamente oprimida durante estos años y mayormente aquellos de raza negra.

Mandela estuvo 27 años en prisión. Desde que fue un abogado muy joven inició su lucha contra el sistema del “Apartheid” procurando al máximo la justicia e igualdad social; este “sublevamiento” como muchos lo tildaron le trajo críticas consecuencias – la prisión – y todo lo que esto conlleva, incluyendo condiciones muy adversas.

Después de que Mandela fue libertado, continuó las negociaciones para por fin terminar con el sistema “Apartheid” y poco después fue elegido democráticamente como el primer presidente de Sudáfrica.

Le invito a que investigue y lea a profundidad la historia de este gran hombre y líder, que ciertamente no miró por lo suyo, sino por la necesidad de toda una nación. Sin importarle sus propias adversidades y grandes temores en medio de la batalla, no descansó de luchar por la libertad e igualdad de todo un pueblo, durante su prisión e incluso después de lograda su libertad.

Mandela seguro vivió grandes momentos de incertidumbre, desolación y gran temor. Tenemos mucho que aprender de su gran ejemplo de valentía en medio de la gran adversidad, y así lo expresó:  “Aprendí que la valentía no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es aquel que no siente miedo, sino aquel que lo conquista».

Y con seguridad, muchos son los miedos que podemos sentir y experimentar a lo largo de la vida. Miedo en la relación familiar, miedo a un diagnóstico médico, miedo en una relación laboral, miedos de toda índole.

Pero quizá el miedo universal que una gran parte de la población mundial experimenta es el miedo a la muerte. ¿Ha sentido usted alguna vez miedo a morir? ¿Tiene miedo de no saber exactamente a dónde va y qué va a pasar con usted luego de morir?

Pues déjeme decirle que hay alguien quien valientemente venció a la muerte y ese valiente se llama Jesús, quien ciertamente murió en la cruz, con un solo propósito – cargar con el pecado de la humanidad y darle libertad a todo aquel que cree en Él y que decide en fe entregarle su vida bajo Su señorío y autoridad, anhelando una nueva vida, libre de la condenación de pecado y libre de acusaciones. Una vida llena de armonía y paz que cumple su propósito en esta tierra y que anhela reencontrarse con Su Creador y Salvador, Cristo Jesús en la vida eterna.

Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).  Si usted así lo cree y decide desde hoy mismo aceptar esta verdad – Jesús es la resurrección y la vida, quien anhela darle vida y vida en abundancia – ya no hay más de qué temer. Por lo tanto, ni el terror de la muerte tiene el poder de perseguirle, una vez que decide aceptar al autor de la vida, Cristo Jesús. Él con certeza irá delante de usted abriéndole camino en medio de los obstáculos que infaliblemente se presentarán en cada paso, pero que con Jesús tendrá el poder de vencerlos a todos, si tan solo toma esta decisión y permanece en obediencia a Él, siguiendo el manual de vida que Jesús mismo nos ha dejado – la Biblia, Su Palabra.

Así, ni los perros más feroces, ni prisiones, ni el terror de la muerte, ni nada que le produzca miedo tendrá poder sobre usted, si hoy mismo, valientemente entrega su vida a Jesucristo, el único Dios verdadero que promete acompañarle y guiarle todos los días de su vida.

Si tiene preguntas al respecto y quiere conocer cómo entregar su vida a Jesucristo, no dude en contactarnos.

Las guerras, un asunto del corazón…

«La naturaleza del ser humano no es buena en sí misma, su corazón está plagado por el pecado y mientras no vengamos a un genuino arrepentimiento delante de nuestro Creador, nuestro corazón experimentará serios conflictos, falta de paz genuina…»

A la fecha de edición de este artículo los medios nos bombardean con noticias sobre la prolongada guerra entre Ucrania y Rusia; aun son noticia las violentas protestas en Francia que degeneraron entre otras cosas en saqueos e incendios callejeros; y, los muertos por crímenes violentos en Ecuador se cuentan por decenas, en tanto, el país está plagado de una guerra territorial entre organizaciones criminales rivales, según afirman los medios.

Si analizamos a lo largo de la historia, las guerras se han producido debido a una serie de factores que mayormente están relacionados con disputas entre naciones, territorios, grupos étnicos, seguidores de religiones, creencias o ideologías, por causa de desigualdades socioeconómicas, violaciones de los derechos humanos y en general respuestas a agresiones, entre otros factores.

Y lamentablemente los ataques o actos hostiles de una nación o grupo hacia otro pueden incluso provocar respuestas militares y, en última instancia, conducir a lo que todos conocemos como una guerra.

Pero ¿por qué se producen estas disputas, estos ataques o actos hostiles? Sí, más allá de la raíz visible: creencias religiosas, ambiciones geopolíticas, desigualdades. ¿Se ha puesto a pensar que hay más allá de lo visible?

Pues bien, más allá de lo expuesto, de lo expresado, de lo visible, hay algo no necesariamente considerado; y se trata del corazón del ser humano.

Y es que en el corazón del hombre se anidan los sentimientos más insondables que no siempre son expuestos de modo directo hacia afuera, especialmente cuando estos sentimientos no son buenos, honestos, ni probados. Sí, podemos mostrar un rostro sonriente, amistoso, abrazador; pero si viajamos hacia el fondo de ese corazón, muchas veces encontramos hipocresía, mentira, envidia, odio, que no necesariamente lo mostramos, al menos en una primera instancia y dependiendo de los intereses del individuo.

Pues es así, en el corazón del hombre se pueden anidar sentimientos insondables, intereses indescifrables y potencialmente deseos profundos de venganza y destrucción a quien se opone en su camino.

Hagamos un ejercicio, este ejercicio es personal y las respuestas únicamente las sabrá usted y su Creador. Vamos aquí:

  • ¿Ha sentido alguna vez envidia porque su familiar, colega o amigo tiene mejores posesiones que las suyas? Un mejor auto, una mejor casa, un mejor trabajo, un mejor sueldo.
  • Si alguna vez le han hecho daño, le han insultado, ultrajado, dicho una mentira sobre usted, ¿cómo ha reaccionado? Tal vez, ¿se ha producido frustración, tristeza, odio y aun venganza en su corazón?
  • Si alguien alguna vez ha querido apropiarse de lo suyo, cualquier posesión por más pequeña que ésta sea, ¿ha tenido al menos todas las intenciones de salir con todo ímpetu y quitárselo, reclamando que es suyo? Vamos, esto pudo haberle sucedido de niño o niña, o incluso de adulto. ¿Cómo ha reaccionado?

Un pequeño muy pequeño ejercicio que si lo hemos hecho revelará claramente las intenciones de nuestro corazón y que, si éstas no son tratadas apropiadamente, tarde que temprano, pueden degenerar en actos violentos, en conflictos, finalmente en guerras.

Pues bien, la Palabra de Dios nos advierte y dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9-10).

La naturaleza del ser humano no es buena en sí misma, su corazón está plagado por el pecado y mientras no vengamos a un genuino arrepentimiento delante de nuestro Creador, nuestro corazón experimentará serios conflictos, falta de paz genuina y potencialmente provocará conflictos en su alrededor a menor o mayor escala.

El reconocido Agustín de Hipona manifestó: “El propósito de todas las guerras es la paz”. Sin embargo, este pensamiento no siempre refleja la realidad. No dudamos que en las intenciones de muchos al embarcarse en una guerra esté el genuino y profundo deseo de conseguir la paz para su equipo, para su nación; pero también si somos realistas, muchos se embarcan en una guerra para conseguir sus propios intereses sean válidos o no.

La primera guerra que todo ser humano debemos vencer es la lucha contra el pecado personal – todos somos pecadores, no hay justo ni aun uno –; y la única forma de hacerlo y de vencer es a través de la rendición. Sí, tal como lo leyó, de la rendición. Si reconocemos en lo profundo de nuestro corazón que somos pecadores, que no podemos hacer nada para limpiarnos de nuestro pecado y nos rendimos genuina y totalmente a nuestro Creador, a Cristo Jesús, con certeza venceremos la peor guerra que enfrentamos en toda nuestra vida.

Así es necesario, honestidad para reconocer la verdadera condición de nuestro corazón; humildad para postrarnos en arrepentimiento delante del único y sabio Dios, quien puede perdonarnos y liberarnos; así como valentía para decidir por Cristo Jesús y proclamar que solo Él es el camino, la verdad y la vida que nos conduce a nuestro Creador y Padre, para recibir salvación y transformación.

Las guerras son definitivamente un asunto del corazón.  De hecho, Jesús lo manifestó muy bien: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19). Y entonces, la más frenética guerra que todo ser humano debe batallar con fuerza es aquella contra el pecado y la perdición eterna.

Si desea conocer más sobre el Evangelio de Jesucristo y la vida eterna, no dude en contactarnos.

 

 

¡Ataque a la inocencia!

“El 99% de las víctimas de la trata con fines de explotación sexual son mujeres y niñas…»

Es verdaderamente imposible imaginar que aun los más pequeñitos, los más vulnerables pueden ser y de hecho son objeto de ataque.

Sí, tristemente el mundo vive enagenado e ignora lo que está pasando a su alrededor. Y es que como aparece en la página de la UNODC – United Nationes Office on Drugs and Crime “La trata de personas es una industria global multimillonaria a la que ningún país es inmune. Cada año, millones en todo el mundo son víctimas de traficantes con fines de explotación”.[1]

Y no sólo eso, “Más de 1 millón de niños, según la Organización Internacional del Trabajo, son explotados cada año en el comercio sexual”.[2]

World’s Children por su parte expone, “El 99% de las víctimas de la trata con fines de explotación sexual son mujeres y niñas (IBLA, 2019). Los traficantes utilizan amenazas, mentiras, violencia, servidumbre por deudas y coerción para obligar a las víctimas a participar en actos sexuales comerciales en contra de su voluntad.[3]

¡Estadísticas escalofriantes! ¿Verdad? Sin embargo este oscuro lado de la trata de personas y particularmente de niños es aun más denso y putrefacto, cuyo análisis nos tomaría mucho más tiempo y espacio.

Por ahora es más que suficiente porque el propósito de este artículo es más bien alertar a padres, maestros, autoridades y a la comunidad en general para que tengamos los ojos muy abiertos y un corazón dispuesto para convertirnos en verdaderos defensores de los niños, niñas y adolescentes. El mundo está cada vez más pervertido, en el que prima los intereses personales de cada quien, entre los cuales está el movimiento sucio del dinero y las bajas pasiones; y para el caso, a costa del ataque y la destrucción de vidas inocentes.

Sí, mantengamos los ojos muy abiertos, porque en el entorno de las escuelas, centros de salud, barrios y aun de las mismas casas, lamentablemente, pueden estar merodiando individuos “disfrazados de ternura e inocencia”, cuyo propósito fundamental es “destruir precisamente la ternura e inocencia de nuestros pequeños”.

Wess Stafford, Presidente Emérito de Compassion International, sabiamente expuso en uno de sus libros: “El espíritu de un niño pequeño se parece mucho al cemento húmedo. Cuando un niño es pequeño, se necesita poco esfuerzo para causar una impresión que puede durar toda una vida”.[4] ¡Qué gran verdad!

Este 30 de julio se celebra el Día Mundial contra la Trata de Personas. Que no solo este día, sino todos los días, minuto a minuto, estemos alertas y seamos los guardianes de nuestros niños, niñas y adolescentes en todo el planeta. Enfrentémonos con quien sea y con lo que sea para defender la vida y la integridad de cada pequeño. Como adultos es nuestra responsabilidad.

Dios así lo manifiesta en Su Palabra: “¿Hasta cuándo dictarán decisiones injustas que favorecen a los malvados? Hagan justicia al pobre y al huérfano; defiendan los derechos de los oprimidos y de los desposeídos. Rescaten al pobre y al indefenso; líbrenlos de las garras de los malvados.” (Salmo 82:2-4)

¡Que nuestro Creador nos encuentre haciendo siempre lo correcto!

Para concluir, Hacia la Excelencia recomienda altamente el film “Sound of Freedom” (Sonido de libertad)  Official Trailer    por ahora en inglés y proyectándose en Estados Unidos. Muy pronto estará disponible en Latinoamérica y otros continentes. Una película que no nos podemos perder y que basada en hechos reales nos inspirará para actuar aun más como verdaderos defensores de niños, niñas y adolescentes.

[1] https://www.unodc.org/unodc/en/endht/index.html

[2] https://www.usatoday.com/story/opinion/nation-now/2018/01/30/sex-trafficking-column/1073459001/

[3] https://www.worldschildren.org/child-trafficking-statistics/

[4] https://kidminandculture.files.wordpress.com/2009/05/excerpt_toosmall1.pdf

La puerta estrecha

«El mal llegará disfrazado de supuesto bienestar, falsa felicidad, fingida paz, de aparentes grandes oportunidades…»

¿Ha tenido usted la oportunidad de atravesar algún camino o puerta estrecha tal vez en su comunidad o en un viaje de turismo? ¿Cómo se sintió?  ¿Fue fácil hacerlo o quizá tuvo alguna dificultad, o tal vez experimentó temor al hacerlo?

Recuerdo que una de las experiencias que tuve años atrás, mientras realizaba un reportaje, fue cuando visité el hogar de una familia de escasos recursos económicos en la costa ecuatoriana. Esta familia vivía en la parte trasera de una casa, ubicada en un barrio de extrema pobreza, con prácticamente ninguna comodidad. Aunque la parte delantera era de cemento, atravesé un pequeño camino lateral considerablemente estrecho para llegar al pequeño lugar que arrendaba la familia que entrevisté. A duras penas logré atravesar este oscuro y angosto pasadizo, lo hice de lado, imposible pasar de frente, el espacio era muy reducido. Mientras pasaba por el costado de esta casa, me sentí supremamente incómoda, con incertidumbre porque no sabía con qué iba a encontrarme al final del pasadizo y si no fuera porque iba acompañada probablemente hubiese sentido también miedo.

Pues bien, Jesús durante el conocido “Sermón de la montaña” instó a sus discípulos y en general a la gran audiencia que lo escuchaba a que “entren por la puerta estrecha”. Concretamente les dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14). Esta exhortación la hace extensiva también a nosotros, hoy en día.

Contrario a lo que podríamos pensar, Jesús claramente afirma que amplio es el camino y ancha la puerta que conducen al mal del ser humano. De hecho, el mal jamás se presentará en un inicio con sufrimiento, tragedia, dolor; el mal llegará disfrazado de supuesto bienestar, falsa felicidad, fingida paz, de aparentes grandes oportunidades; pero al final del camino se desenmascará y mostrará su verdadero rostro – la tragedia sin retorno –.

Jesús en el pasaje referido de hecho, está hablando del camino a la vida eterna. Un camino que se inicia en esta Tierra y que cada alma humana tiene la libertad de decidir por dónde  transitar, si por el que conduce a la vida misma; o por el camino que conduce a la muerte eterna.

Le invito entonces a que considere lo siguiente:

  1. Todos los días escuchamos en distintas lugares que “todos los caminos conducen a Dios o al mismo dios”. Pero no es así, no se engañe, ni se deje engañar. El único camino que conduce a la vida eterna es Cristo Jesús. Él mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
  2. Consecuentemente Jesús es la única puerta que conduce al camino de salvación. Él mismo afirmó: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo…” (Juan 10:9)
  3. Y mientras transitamos el camino de salvación, el camino hacia la vida eterna, un camino que muchas veces no será fácil, Jesús será nuestro sustento. Él claramente lo manifestó: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35)

El camino de salvación, el camino hacia la vida eterna definitivamente no será fácil, quienes así lo hemos escogido o quienes lo escojan, significará que claramente tendremos que dejar de lado las “aparentes buenas propuestas que la vida nos ofrece”. El camino hacia la vida eterna significa que decidimos caminar por las pisadas de nuestro Maestro, de nuestro Salvador, de nuestro Señor, de nuestro Dios Creador – Cristo Jesús; y estas pisadas representan al menos: amar sacrificialmente, perdonar y a veces a quien no lo merece – humanamente hablando, hablar con la verdad, actuar con integridad. Todo esto, aunque muchas veces sea increíblemente en nuestra contra.

Jesús dijo:  “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Sí, si usted decide escoger la puerta estrecha – Cristo Jesús – como su Salvador Personal, probablemente experimente aflicción a lo largo de su vida aquí en la Tierra; pero con certeza a lo largo del camino y al final de éste hallará la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y que sólo se la halla en una relación íntima con Cristo Jesús, nuestro Salvador personal, el único Dios verdadero. Pero si no lo hace, lamentablemente, su destino será –tragedia sin retorno–; en otras palabras, ¡su destino será el infierno, un verdadero lugar de tormento eterno!

Ahora, usted está a solo un paso de experimentar esa paz, que nadie le arrebatará. Ore así:

Dios, Creador del universo y de todo lo que hay en él, reconozco que soy un pecador y hoy te pido perdón de todo corazón. Perdóname y límpiame de todo mal en mi vida y recíbeme como a uno de tus hijos y enséñame a caminar con corazón íntegro delante de ti y delante de quienes me rodean. Hoy declaro que Jesús, tu Hijo, es mi Salvador y que por Su sangre derramada en la cruz, hoy soy perdonado de todos mis pecados. Gracias Dios todopoderoso por tu gran misericordia y por regalarme hoy la vida eterna en tu Reino. Oro todo esto en el Nombre de Jesús, tu hijo amado. Amén.