Más que un médico, un instrumento de cambio en la vida de personas y comunidades

“Entiendo la excelencia, como la práctica apasionada, que se basa en la consciencia del significado del amor incondicional, que Jesús nos llama a vivir y practicar”.

CONOZCAMOS EN BREVE AL DOCTOR EDUARDO CAMPAÑA:   MÉDICO CIRUJANO,  LÍDER  SIERVO, FACILITADOR, CONTRUCTOR DE LA “VIDA ABUNDANTE”…

Doctor Eduardo Campaña

Dr. Eduardo Campaña

Un poco antes entrar a la universidad, a partir de una experiencia muy particular,  abracé la fe cristiana. A partir de ahí me involucré activamente en una iglesia que buscaba llegar a comunidades pobres, a través de alimentación, salud, y educación. Participé en caravanas médicas en lugares muy remotos y carentes. La experiencia de servicio a la comunidad marcó para siempre mi vida y mi vocación.

Me formé como especialista en cirugía general, sin embargo, sentí un llamado trabajar  en otros campos de la salud. Comencé a formarme en psicodrama educativo, manejo de grupos, educación de adultos etc., a estudiar y desarrollar  múltiples temas como  emergencias, intervención en crisis, salud integral, VIH, sexualidad, violencia intrafamiliar, etc. He trabajado facilitando cientos de talleres de capacitación en diferentes países de América Latina, y he producido materiales educativos, que han sido ampliamente socializados.

Tengo dos hijos y una hija. Estoy casado, por segunda vez con una mujer  con la que compartimos integralmente nuestra fe, nuestra visión y compromiso de trabajo.

Considero como un logro importante, haber llegado a las iglesias con temas que tradicionalmente no se tocan en las mismas, como la sexualidad, violencia entre  otros.

Dr. Campaña, en estos más de 30 años de ejercer en el campo médico, ¿qué es lo que aún le apasiona  y que bajo ningún concepto usted dejaría de hacerlo?  

Más que hablar de medicina, debemos hablar de salud, que es un concepto mucho amplio. Uno de los aspectos de la salud, es el campo médico.

Lo que inspira mi vocación, es que creo firmemente en los seres humanos y su  capacidad para aprender y cambiar, independientemente de su  religión, cultura, sexo, etnia, educación, clase social, etc., y esta convicción es la que me desafía y apasiona. Me siento privilegiado al sentir que puedo ser un instrumento de cambio en la vida de personas y comunidades.

Algo que no podría dejar de hacer es interactuar con grupos y facilitar espacios de aprendizaje y empoderamiento en la iglesia y la comunidad.

En una breve retrospectiva desde cuando usted inició su carrera hasta el día de hoy, ¿qué opinión le merece los avances tecnológicos, científicos y concretamente médicos que han tenido lugar en los últimos años?

En estos algo más de treinta años, la tecnología ha tenido un desarrollo vertiginoso, en todos los campos. Los adelantos científicos aplicados al campo de la salud, facilitan la posibilidad de tener diagnósticos más precisos y tratamientos más eficaces lo que ha influido cualitativa y cuantitativamente en los servicios de salud. Sin embargo, creo que hay dos aspectos que debemos mencionar. Uno es los adelantos tecnológicos, no están al acceso de todas las personas. Muchas veces la tecnología en salud, no están al servicio del ser humano, sino del capital. El otro es la pérdida de la relación médico-paciente, hoy nos relacionamos más con aparatos que con personas.

Indudablemente los avances tecnológicos y en particular aquellos en el área médica han contribuido positivamente; sin embargo, es también innegable que a la par del avance tecnológico, han sido evidentes también los crecientes casos de mala práctica médica. ¿Mediocridad, quemeimportismo… a qué atribuye usted que esto ocurra?

Es importante partir del concepto que la salud es uno de los Derechos Humanos fundamentales. Sin embargo, hoy en día, la medicina se ha convertido en una  mercancía, en un  objeto de lucro y negocio. Y en ese sentido las nuevas tecnologías mayoritariamente están al servicio del lucro y no de las personas.  Las empresas farmacéuticas desarrollan cada vez mejores medicamentos, sin embargo solo pueden acceder personas con un cierto tipo de poder adquisitivo y no son exequibles a la mayoría de la población. Dentro de esta misma dinámica entra la vocación médica. “Estudiar medicina para qué?” -Ser médico me brinda estatus, dinero, posición social, me proyecta en un plano de poder y me vuelve, prácticamente, un semi-dios-.

Creo que la mala práctica médica tiene que ver con la consciencia del médico sobre sus limitaciones, su formación académica, experiencia y también del afán de lucro desmedido. “Aunque no  esté preparado y capacitado para resolver cierto tipo de patología, no puedo dejar pasar oportunidades de ganar dinero”, y es así como se cometen muchos errores. Creo que la base de la buena práctica, es la consciencia sobre los límites, capacidades y el compromiso de servicio.

También depende de otros factores que tienen que ver con infraestructura y la capacitación de las personas involucradas en los servicios de salud. Sin embrago es también deber del médico trabajar con personas e instituciones de salud, que garanticen servicios responsables,  con la calidad y el cuidado que todas las personas merecen.

En términos muy humanos, ¿qué significa que “la vida esté en manos de un médico” – es así como muchas personas se expresarían –?

Debemos educar a las personas en la compresión, de que  quien se cura es la persona y el médico ayuda, orienta o encamina hacia esa curación. La vida no solo está en las manos del médico, sino también en la responsabilidad de cada persona para cumplir las indicaciones, tratamientos y el cuidado de su salud. Esta expresión podría cumplirse, en los casos de emergencia, en los que la experiencia, la experticia y el conocimiento podrían hacer la diferencia en la vida de la persona. Creo que la consciencia sigue siendo el mejor parámetro para  el ejercicio eficiente del médico.

Para los médicos y médicas su campo es la salud y la vida misma; para otros profesionales, son otras sus áreas de enfoque, así que los “casos de mala práctica” pueden ser diversos en las diferentes esferas. ¿Qué consejos  prácticos brindaría usted a sus presentes y futuros colegas, a los jóvenes profesionales en general y a las nuevas generaciones que pronto se insertarán en los distintos campos según su experticia, para no ser parte de la mediocridad y del quemeimportismo?

Creo que uno de los aspectos más importantes, es el de la formación académica. Hoy veo, con mucha satisfacción, que hay mayores exigencias para las personas que quieren estudiar medicina,  precisamente por la responsabilidad que implica trabajar en este campo. Al haber mejor formación y preparación hay menos probabilidades de cometer errores.

Por otro lado, y como mencioné anteriormente que si el principal fin de la profesión médica es “la fama y la fortuna”, estamos ya expuestos a una pérdida de consciencia que nos puede llevar a cometer errores y negligencias. Cuando miramos las ganancias  por sobre los seres humanos, nos volvemos vulnerables y corremos riesgos.

Dr. Campaña, conocemos que usted profesa la fe cristiana, ¿de qué manera Jesucristo, el Dios de excelencia, le ha inspirado a servir a su comunidad apasionadamente a través de su profesión?

Bueno, la figura de Jesucristo es el modelo que miro y procuro seguir en el día a día, para servir de una manera apasionada, amorosa y desinteresada, buscando siempre  dar lo mejor de mí. Otro aspecto importante, es vivir en un constante aprendizaje. Renovar la mente, el entendimiento, es lo que cambia nuestras actitudes y por ende nuestra vida.

Siento que mi llamado es trabajar por la construcción de la “vida abundante”, que Jesús vino a traernos. Entendiendo la “vida abundante” como la vida digna, a la que todos los seres humanos tenemos derecho por ser creados a  imagen y semejanza de Dios.

Finalmente, ¿puede Jesucristo, el Dios de excelencia, garantizar a sus seguidores una vida de excelencia?  ¿Qué se requiere para ello?

Entiendo la excelencia, como la práctica apasionada, que se basa en la consciencia del significado del amor incondicional, que Jesús nos llama a vivir y practicar.

Pienso que las promesas y el llamado que Jesús nos presenta en Su Palabra, son la garantía de la excelencia. Creo que hay que diferenciar entre creer “en Dios” y “creerle a Dios”. Creer y apropiarse de las promesas, es lo que hace la diferencia.

La excelencia se consigue a través de un proceso de aprendizaje constante, de trabajo y práctica en el día a día, no se hace de la noche a la mañana. Aprender de los errores es fundamental para alcanzar la excelencia. Otro aspecto importante es la permanente evaluación de nuestras actitudes. Cada acto de nuestra vida debe ser evaluado. Siempre se pueden hacer las cosas de mejor manera, y esto se consigue mirándonos y mirando las cosas que hacemos. Esto nos permite alcanzar la excelencia, y para mí, esto es la sabiduría.

Dr. Campaña facilitating a Holistic Health Workshop in Brisas del Mar, Colombia

Dr. Campaña facilitando un taller sobre salud integral en Brisas del Mar, Colombia

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