Una defensora apasionada por los niños

«Los niños y niñas viven en un mundo que está quebrantado, no solamente por las realidades de pobreza, abuso e injusticia, sino también por las fallas de los adultos al vivir sus creencias espirituales y valores morales».

Carmen Menchit Wong

Menchit nació en las Filipinas y es actualmente Directora Global de Defensoría de la Niñez de Compassion International.  Sirve además como Asociada Senior para Asuntos Relacionados con la Niñez en Riesgo del Movimiento “Lausanne”.  También sirve en los comités globales de liderazgo del Movimiento Global “Ventana 4/14” y el Foro Global de la Niñez.

Menchit Wong junto a su esposo Rico

Menchit Wong junto a su esposo Rico

Ha sido parte del ministerio de defensoría para los niños desde el 2004, pero recibió el llamado de Dios para trabajar con el ministerio de los niños y adolescentes desde que estaba en la universidad y a través de la vida de un niño que fue rescatado y vivía en un orfanato en Filipinas.
Está muy felizmente casada con Rico, su esposo desde hace 26 años.  El Señor les ha bendecido con tres maravillosos hijos varones que, al igual que nosotros, aman a Dios y le sirven.  Sus nombres son: Eric (25 años), James (24) y Joshua (13)

En términos generales, ¿qué necesita un niño o niña para crecer holísticamente saludable?  ¿Qué deben hacer papá y mamá para contribuir con este objetivo?  ¿Qué pasa cuando uno de los dos no está presente en la vida del niño o de la niña?

Como primera cosa, por favor permítanme explicar un poco acerca de lo que yo creo que es el desarrollo holístico de los niños y niñas.  Voy a poner especial énfasis en el significado de la palabra “holístico” porque tiene un concepto espiritual muy importante.  El término holístico implica que algo es integral, completo, o total.

En Efesios 1:9-10 (NVI), Pablo describe el propósito de Dios para cada uno de nosotros, incluyendo los niños y niñas:

“Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra».

Entonces yo creo que un concepto basado en la Biblia del desarrollo holístico de los niños y niñas debe significar la reconciliación de ellos con Cristo y ver su completo desarrollo y su propósito al estar unidos con Cristo.  Es así como un niño o niña que ha experimentado un desarrollo holístico es alguien que ha crecido en todos los aspectos de su vida, de tal manera que el corazón y propósito de Dios para él o ella sean alcanzados, y Cristo sea glorificado en su vida.  Esta realización trae una gran implicación consigo, aún cuando el mundo cubra todas las necesidades materiales, sociales, intelectuales y económicas de un niño o niña, pero si no provee lo necesario para darle una oportunidad de tener un encuentro con Cristo como su Señor y Salvador, entonces el verdadero significado del desarrollo holístico no podrá ser alcanzado.  La otra implicación importante es que únicamente los seguidores de Cristo pueden ser verdaderamente usados por Dios para traer el evangelio de salvación de Cristo y brindarles una vida transformada (una vida “completa”) a los niños y niñas. Así, si los cristianos, o la Iglesia como un todo, olvida o abandona su papel en el desarrollo holístico de los niños y niñas, entonces ellos van a estar “perdidos” en el “mundo” y en el reino de la oscuridad porque sólo aquellos que han experimentado realmente al Señor Jesucristo pueden ser usados por Dios para brindar un desarrollo holístico a los pequeños.

Entonces, cuando planteamos la siguiente pregunta, ¿Qué necesita un niño o niña para crecer holísticamente saludable?  Nuestra respuesta estará siempre incompleta si solamente decimos que lo que un niño o niña necesita son oportunidades para el aprendizaje, recursos materiales y un sistema de soporte social vibrante de relaciones que impulsen su bienestar holístico o su salud.  La primera necesidad de todo niño o niña es conocer a Cristo y poder sentir su amor que salva y vivir bajo su Señorío.  Es Jesucristo quien va a lograr y completar su propósito para la vida de este niño o esta niña, y es quien va a proveer todos los recursos espirituales, sociales, físicos, intelectuales, económicos, las oportunidades y las relaciones que el niño o niña necesita para ser y estar completo en Cristo.  El desarrollo holístico jamás será genuino si no se caracteriza por el Señorío activo y la presencia de Cristo en la vida del niño o niña y en su bienestar.

En el Libro de Deuteronomio, particularmente en el capítulo 6, el Señor claramente establece la importancia y el rol crítico de los padres en moldear y lograr el desarrollo de los niños y niñas.  El Señor dice que la intención de estos mandamientos y preceptos es:

“para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida”. (Deuteronomio 6:2)

Y esto está firmemente reiterado en Salmos 78, donde el salmista declara:

“No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado… para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos.  Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos”. (Salmos 78:4, 6-7)

Lo que dicen estos versículos es que a los padres les ha sido conferida la sagrada confianza de inculcar obediencia y temor de Dios a sus hijos e hijas como la base sobre la cual ellos podrán disfrutar de una vida larga y feliz, que a su vez radica en el hecho de poder experimentar plenitud y abundancia en todos y cada uno de los aspectos de la vida.  Además estos versículos hacen que nos demos cuenta de que la enseñanza de los padres y el ejemplo de vida tienen gran influencia e impacto de por vida, porque las generaciones venideras llegarán a ser aquello que las generaciones pasadas les enseñaron.  Los padres tienen la sagrada responsabilidad, ante Dios, de cubrir las necesidades de sus hijos e hijas, de amarles, enseñarles y alimentarles con el amor incondicional de Jesucristo, y también de guiarles hacia el conocimiento de salvación de Jesucristo y a llevar una vida de obediencia.  Los padres deben, en primer lugar, servir bajo el Señorío de Cristo porque de otra manera los niños y niñas van a ver que lo que está detrás de sus padres es una fe superficial y una actitud hipócrita que incluso podría llevarles a alejarse del Señor.

Parece ser que los índices de abuso infantil (cualquier forma de abuso infantil) están aumentando más y más todo el tiempo sin importar el contexto social al que pertenecen los niños y niñas.  ¿Por qué cree usted que esto está sucediendo en la época actual: la era de la alta tecnología, la comunicación global y los grandes desarrollos?

A menudo se dice que, comparados con las generaciones anteriores, los niños, niñas y adolescentes de hoy son una generación carente de padres.  Los niños y niñas viven en un mundo que está quebrantado, no solamente por las realidades de pobreza, abuso e injusticia, sino también por las fallas de los adultos al vivir sus creencias espirituales y valores morales.  El materialismo y el hedonismo son los dioses preferidos de esta generación (vivir para el placer y no defender lo que está bien) y son más esclavizantes que otros tipos de fe o religiones falsas.  Podríamos decir que muchos niños, niñas y adolescentes de hoy parecen “muertos vivientes”.  Todos ellos tienen aparatos electrónicos y están enganchados al Internet y a la televisión 24 horas al día, 7 días a la semana.  Estos chicos se aíslan del resto del mundo y no logran construir relaciones sociales sólidas y duraderas.  Son vulnerables a la pornografía, al abuso y a las relaciones instantáneas en Facebook, Twitter y otras redes sociales porque los adultos que están a su alrededor han abandonado su papel sagrado, que es moldear sus vidas de acuerdo con la voluntad de Dios para ellos.  Cuando los padres biológicos se retiran de su papel sagrado, nos corresponde a nosotros, la gente de la Iglesia o de la comunidad de fe, el alimentar y cuidar de los niños, niñas y adolescentes.  No podemos dejar que esta generación sea vendida al reino de las tinieblas. Existen varios ministerios y oportunidades a nuestro alrededor para cuidar de manera holística de esta generación carente de padres.

Como Directora de Defensoría de la Niñez de Compassion International, ¿cuál cree usted que debería ser el rol de un adulto como defensor de la niñez?

Como adultos, lo primero que debemos hacer es saber y apreciar el corazón de Dios y su propósito para los niños y las niñas, y después comprometer al resto del mundo a utilizar este marco bíblico (mentalidades y corazones transformados) para cuidar a los niños y niñas y facilitar su desarrollo holístico.  ¿Cuáles serían algunas de las creencias actuales que deberíamos cambiar?  Primero hay que recordar que Dios mira y ama a los niños y las niñas tal y como son, y valora sus vidas tanto como las de los adultos.  Los niños tienen un valor intrínseco porque ellos han sido creados a la imagen y semejanza de Dios.  Entonces, los adultos no deberían adoptar una orientación regida por el comportamiento y únicamente aceptar a los niños y niñas cuando son buenos y “actúan” de acuerdo con las expectativas de los mayores, y esto es un gran contraste con el valor actual del mundo que es “amar sólo aquello que tiene un alto valor en el mercado”.

Los adultos también deberían brindar ambientes seguros y enriquecedores donde los niños y niñas puedan crecer, estar saludables y aprender.  Incluso si hablamos en voz alta acerca de la defensoría de la niñez y no cubrimos sus necesidades tangibles en términos de un espacio seguro, ambientes protegidos y relaciones enriquecedoras, habríamos fallado como defensores de la niñez.

Finalmente, como defensores de la niñez siempre deberíamos proveer vías para que los niños y las niñas participen activamente en su propio desarrollo, lo que significa proveer muchas oportunidades saludables para que ellos descubran y usen sus talentos, aprendan a escucharlos y den la bienvenida a sus expresiones y pensamientos para celebrar sus logros y, finalmente, podamos protegerles activamente de potenciales abusos o situaciones en las que ellos sean los más vulnerables.

¿Qué necesita hacer la Iglesia para contribuir con el crecimiento saludable de los y las niñas?  ¿Y cómo podría la Iglesia llegar a realizar una labor efectiva de defensoría de la niñez?

Tuve una vision maternal

«Tuve una visión maternal»

Me gustaría reiterar una cita del Dr. Bambang Budijanto, Vicepresidente de la Región de Asia de Compassion International, que dice que la Iglesia (la Ecclesia) es el único instrumento de Dios para llevar a cabo la Gran Comisión.  Él habla del plan A de Dios y que no existe un plan B.  Esto quiere decir que la tarea de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo no puede ser relegado a ninguna otra institución como el gobierno o los otros sectores de la sociedad que no creen en Dios o que no proclaman sus verdades.  Bajo esta misma premisa, la Iglesia no puede relegar a otros su tarea, asignada por Dios, de nutrir a los niños y niñas y defender su crecimiento saludable y el cumplimiento del propósito divino de Dios para sus vidas.

Existen 4Rs (in inglés) que la Iglesia puede usar para recordar el llamado del Señor de ser defensores de la niñez: (REACH, RESCUE, ROOT, RELEASE) Alcanzar, Rescatar, Enraizar y Liberar.  Esto ha sido adoptado por el Movimiento Global “Ventana 4/14”.  Nuestra tarea es alcanzar a todos los niños y niñas para Cristo, rescatarles de las trampas del abuso, la esclavitud moderna, la injusticia y el abandono.  También debemos enseñarles a echar raíces y convertirles en discípulos de la palabra de Dios para una fe duradera; y finalmente, comisionarles para que trabajen en la obra de Dios hoy.  En la actualidad los niños y niñas pueden ser participantes activos en la misión de Dios sin tener que esperar a convertirse en adultos.  La Biblia nos da muchos ejemplos de cómo Dios usa a los niños y niñas para cumplir con su misión.  Algunos de estos ejemplos son: David, Esther, Daniel, José, la niña criada de Naamán y el bondadoso niño sin nombre que compartió su almuerzo con Jesús para alimentar a miles de personas.  Liberar el potencial de niños y niñas es un mensaje muy poderoso de defensoría y es igual de importante que rescatar a estos pequeños del abuso, la injusticia y la violencia.

Finalmente, ¿cuál cree usted que es el potencial de un niño o niña que ha crecido en un ambiente saludable?  ¿Podría él o ella llegar a ser una persona de excelencia que eventualmente contribuiría con la transformación de una comunidad enferma?  De ser así, ¿podría usted compartir con nosotros un breve ejemplo de esto?

Tal como mencioné antes, la Biblia nos da muchos ejemplos de niños a quienes el Señor transformó en personas de excelencia para contribuir con la transformación de sus comunidades.  Me refiero a las historias de David, Daniel, Esther, José y el profeta Samuel.  Todas estas historias hablan de la importancia y el impacto de nutrir a los niños y niñas con la Palabra de Dios, y de que los adultos les sirvan como maestros sabios y ejemplos divinos.

Después de haber servido en el ministerio de Compassion International a los niños, niñas y adolescentes por más de 20 años, he sido testigo, he sido conmovida y también tremendamente bendecida por testimonios muy poderosos de niños y niñas que vinieron de circunstancias terribles pero que ahora sobresalen como líderes en su trabajo y en sus ministerios, después de haber recibido el alimento del amor de Dios y su verdad.  Uno de estos ejemplos es el de una preciosa niña de las Filipinas que creció en un hogar muy pobre con un padre drogadicto.  Ella vivía en un espacio muy estrecho con familiares que todo el tiempo le decían que era fea y que no tenía futuro porque su padre no podía luchar por sus hijos.  Frecuentemente, esta niña tenía miedo de ser abusada o molestada sexualmente, y estas situaciones le llevaron a pensar que era verdad que ella jamás tendría un futuro brillante, hasta el día en que una Iglesia Cristiana le ofreció una beca para asistir a una escuela Cristiana y aprender acerca de Jesucristo, Aquel que le ama y que vino a salvarle.  Sus maestros de escuela, su pastor de la iglesia y su director del proyecto de Compassion hicieron las veces de padres piadosos para esta niña.  Ella fue bendecida después con una beca para la universidad y llegó a ser una de las primeras graduadas de un programa de desarrollo de liderazgo.  Su curso práctico dentro de ese programa fue discipular y proveer entrenamiento para el sustento diario a mujeres jóvenes que habían sido prostitutas.  Ella jamás olvidará a estas jóvenes mujeres que se convirtieron en sus amigas y en su inspiración.  Años después, cuando ella se graduó de la universidad como la mejor alumna de su clase, esta muchacha pasó a ser cofundadora de una empresa social creada para ayudar a niños que habían sido víctimas de tráfico con fines sexuales.  Ella fue levantada de la ciénaga y el lodo de su doloroso pasado gracias a Jesucristo y a través del amor de la Iglesia que le rodeaba.  ¡Hoy en día esta joven sirve de inspiración para la siguiente generación de mujeres jóvenes líderes, y su vida magnifica el nombre de Jesús!

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